Después del macro post que nos marcamos dando consejos y más consejos sobre qué hacer antes de reformar una cocina (podéis ver el post aquí) creo que ha llegado el momento de que todos nos manchemos un poco las manos y nos pongamos a crear con este Reformar una cocina II.
Hoy os enseño todo el proceso de pintura que hizo falta para renovar y reformar la cocina con la que trabajamos hace unos meses. Como ya os conté en el primer post, tener claros los colores y la decoración desde el principio es esencial para no perder tiempo, dinero ni energías en algo que no nos convence. Ya con todos los materiales sobre la mesa, la cocina vacía, las puertas descolgadas y las zonas importantes cubiertas, nos ponemos manos a la obra.
Este es el antes:
Como se ve, es una cocina con muchas salidas, por su tamaño y por sus muebles que, por suerte, son de muy buena calidad. Como María José (la dueña de la cocina) me contó que le sobraba espacio para guardar cosas (INCREIBLE PERO CIERTO) decidimos sustituir los que hay sobre el fregadero por unas estanterías para dar más amplitud al espacio y no saturar la zona de la ventana. Pero luego lo veremos. Hoy os enseñamos las tres zonas sobre las que hemos trabajado con pintura.
*Recuerda colocar la cinta de carrocero para proteger todas partes que no quieras pintar. Cubre la encimera con plástico si no la quieres cambiar o si no se limpia con facilidad.
Paso 1: Techo
Como el techo es una zona especialmente descuidada en cualquier casa, antes de pintar pasa una escoba para eliminar cualquier resto de polvo. Con un rodillo y un palo extensible pinta toda la superficie. Si vas a cambiar la lámpara del techo, quítala antes. En según qué zonas necesitará otra segunda capa, pero no pasa nada, las pinturas de pared se secan rápido.
Paso 2: Armarios de cocina
Lo primero que hay que hacer cuando nos disponemos a reformar una cocina es pintar, pintar y pintar. En este caso había tres frentes abiertos: el techo, dos paredes de azulejos y los muebles. Mientras J.A empezó con el techo los demás no pusimos manos a la obra con las puertas de los muebles:
Con las puertas y cajones quitados lija suavemente la superficie. Si tienes una lijadora eléctrica mejor y más rápido. No utilices una lija de grano muy gordo, sólo queremos quitar impurezas y preparar la superficie para la imprimación.
Pasa un trapo húmedo para eliminar cualquier resto de madera o polvo.
Con una brocha o rodillo para madera da una capa de imprimación. Nosotros cometimos un error… Si bien la imprimación es una preparación de la superficie, conviene extenderla uniformemente y sin dejar restos sin cubrir. Nosotros lo hicimos un poco a la ligera.
Deja secar y vuelve a lijar, esta vez sólo para quitar rugosidades, pero procura no eliminar la capa de imprimación. Pasa un trapo para eliminar los restos.
Con un rodillo de espuma pequeño empieza a pintar del color elegido. En nuestro caso es un blanco puro. Esta es la pintura que se verá finalmente; necesitarás un par de capas pero pinta con cuidado y procura no dejar grumos.
NOTA: Hay que hacer lo mismo con los armarios de la cocina. Al menos con los bordes, los cantos, las baldas (si las hubiera) y los interiores de los armarios si se van a ver, o si están muy estropeados.
Paso 3: Azulejos
Si conocéis el programa Decogarden seguro que estaréis pensando: pintura especial para azulejos, la última tendencia en decoración… Pero no. Nosotros no la utilizamos. En la tienda nos recomendaron seguir los mismos pasos que para los muebles de cocina y utilizar una pintura normal para los azulejos. Se limpia bien, no se separa de los azulejos y la gama de colores es enorme.
Como una de las paredes que queríamos pintar era la que tenía el mueble que nos sobraba, lo retiramos y limpiamos bien la zona.
Para preparar los azulejos de una cocina conviene limpiarlos en profundidad con un desengrasante. Aclara y seca bien.
La imprimación se aplica igual que en otras superficies. Utiliza un rodillo de esponja grande y cubre toda la superficie con ella.
Deja secar y lija un poco.
Con un rodillo pinta toda la zona deseada siguiendo las líneas verticales. Para las esquinas o zonas pequeñas utiliza un rodillo pequeño. Si la pintura es de un color que resalte, extiende a conciencia la pintura y no tengas miedo de repetir en una misma zona. Una vez seco podrás repasar imperfectos.
Además de las dos paredes, añadimos una cenefa del mismo color en las otras dos paredes para tapar una cenefa anterior que tenían los azulejos. Los demás, por suerte, eran blancos, así que sólo los limpiamos bien y si es necesario blanqueamos las juntas. Venden una especie de rotuladores para hacerlo. Vas “pintando” la junta con el rotulador, lo dejas secar, y luego limpias los excesos que hayan quedado en el azulejo. Yo lo he usado en el baño y parece que acabas de hacer obra. Un invento.
Creo que por hoy está bien ¿no?. Si sois varios en dos días podéis tener todo este proceso de pintura terminado. Pero no te agobies; mejor que quede bien aunque se tarde un poco más. Aunque parezca la base, es la parte más importante a la hora de reformar cualquier estancia. La pintura siempre renueva y da otra vida a las casas. Partiendo de esa nueva cocina, la decoración y los accesorios encajan solos.
En el siguiente Reformar una cocina (III) terminamos con la obra y te enseñamos el resultado final. Seguro que te encanta.
Y tú ¿Te has atrevido con las reformas caseras? ¿Qué te parece la nueva tendencia de pintar azulejos? ¿Tienes algún truco para reformar? Cuéntanoslo todo a continuación: