Pero hay cosas más especiales aún: como cuando te encuentra alguien de tu pasado en Twitter, gracias a que tu seudónimo le resulta familiar. Y re-entablas una relación después de unos 30 años. Y luego un día, esta persona tan especial te manda un regalito.
Abres el sobre y sacas un precioso espejo Remorado.
Y sigues sacando cosas, y te encuentras con tu pasado, con una foto que no habías visto nunca. Tú, osea, yo, de niña, con Fiorella y Paola, mis primas mayores y Daniella, la que me sigue. (He tenido que editar esto, porque la primita en cuestión se ha quejado... jejeje). Mi infancia. Una foto para enmarcar, para guardar eternamente. Porque, además, es la única que tengo con ellas.
Gracias, Fran querida, porque, no sólo con la foto, si no con todos tus recuerdos, me regalas cada día un poco de ese pasado que ha ido cayendo en el olvido. ¡Gracias!