Estuve pensando bastante en cómo hacerlo. Con Chloé había sido más fácil: Ella empezó la guardería siendo más grande; Hablaba y sabía identificar la primera letra de su nombre. Además, la luna, que utilicé en lugar de la C, era algo que ella reconocía con facilidad. Pero, ¿Qué podía hacer para Sebastián? Él es más pequeño, no habla y, claro está, no creo que sepa cuál es la primera letra de su nombre. Así es que me pareció que lo más lógico era usar la fórmula que usan las guarderías para que los peques identifiquen sus perchas: poner una foto suya.
Para esto utilicé la técnica de transfer que expliqué aquí.
Lo primero que hice fue elegir la foto. Luego conseguí la imagen de un pequeño marco bonito. Utilizando un programa de imágenes (Photoshop, en mi caso), puse la foto dentro del marco,
y escribí el nombre de mi hijo justo debajo.
Luego di la vuelta a la imagen en espejo.
E imprimí esta imagen sobre el papel transfer,
que planché (recortado) sobre un trozo de tela blanca.
Quité el papel.
Corté mi tela con la imagen,
Y la cosí a la mochila,
en el lugar donde tendría que ir el nombre.
¡Listo! ¡Una mochila con un toque original y que mi hijo podrá reconocer con facilidad!
¿Te gusta cómo queda?