Mientras limpiaba la plata en mi labor como ayudante adjunto de criado en la mansión Forat Clot Bujero´s, sentí una especie de estampido justo al empezar a frotar una pequeña lámpara de aceite. Tras unos momentos de confusión inicial y la sensación de haber sido alcanzado por un rayo, escuché un estruendo que identifique como una voz sobrenatural y poderosa. Se trataba de un genio que, según me dijo, llevaba encerrado mil años en aquella pequeña lámpara y agradecido por haberlo liberado me obsequiaba con tres deseos.
Primero pensé en mejorar mi aspecto físico ya que la última mujer con la que había hablado me dijo despectivamente que parecía un jockey, la verdad es que la monja tenía bastante mala leche. No, el aspecto podía esperar, al menos hasta después del Grand National.
Decidido, al fin
Pedí inteligencia ya que según se comentaba en círculos bastante amplios, andaba algo escaso de ella.
Concedido
dijo el genio
Impotencia pues.
NOOO
dije yo visiblemente asustado. He dicho inteligencia. IN-TELI-GEN-CIA.
El genio Eugenio que así se llamaba empezó a reírse de una manera que me recordó al perro Pulgoso y me dijo que me había oído bien y que solo bromeaba. No pareció tomarse a mal que le mentase a su padre.
Inmediatamente comencé a notar como se formaban nuevas interconexiones entre las neuronas de mi cerebro, o eso es lo que me pareció, aunque también podría tratarse de hambre ya que no había desayunado. Mi capacidad de proceso aumentaba por momentos. A los pocos minutos cuando estaba a punto de desmayarme entre convulsiones, la voz dijo:
Einn, ya dispones de más inteligencia de la que nunca ha tenido un ser humano. ¿Cuál es la razón para que deseases eso?
Sin meditarlo apenas, ya que ahora era súper inteligente, le respondí al genio
Hombre, en principio era para poder comprender lo que ocurre en el Sálvame Deluxe, pero ahora que tengo una visión más amplia, ya sé que no está relacionado con la inteligencia. Déjame algo de tiempo para reflexionar un poco en que va a mejorar mi vida esto de la inteligencia XXXXXXXXXXXL-king size
No le comenté nada acerca de que la pequeña lámpara la había frotado más de cincuenta veces y ahí no había aparecido ni Dios, porque no me pareció educado y además el genio estaba ahora zampándose un bocata de panceta.
Veamos, pensé, ahora que soy una apisonadora mental, sonreí, revisemos las nuevas posibilidades de que dispongo para lograr?
Encontrar una buena pareja y unos hermosos hijos y disfrutar del amor. Conseguir ocuparme en algo que me llene y además me proporcione riqueza. Disfrutar del tiempo de ocio con los seres queridos y demás ambiciones propias del ser humano. Me gustaría además conseguir la paz, mejorar la vida de las personas en el mundo, salvar al planeta de nosotros mismos y hacer asequible el Jamón de bellota.
Una vez estaba claro qué era lo que ansiaba me puse manos a la obra, y con mi nuevo procesador, comencé a analizar los trillones de variables e interacciones entre todas las cosas que deseaba. Tras tres tristes ;-) minutos de análisis ya tenía el resultado.
La conclusión era evidente para mí. Infelicidad total. Eso era lo que contrariamente a lo imaginado me produciría mi recién obtenido súper poder, por lo que le dije al genio, con lágrimas en los ojos y un sándwich de mortadela con aceitunas en una mano, que mi segundo deseo era que me dejase como antes, aunque a ser posible sin hemorroide.
Antes de que me otorgase el segundo deseo, le rogué que me permitiera unos minutos para reflexionar disponiendo aun de la súper velocidad de proceso, cual sería mi tercera y última petición.
Tras analizar de nuevo millones de posibilidades llegue por fin a la decisión de cuál sería la petición. Con mi inteligencia original recuperada y sintiéndome bastante bien, supongo que por el sándwich, le comunique a Eugenio.
Genio, no quiero nada. Me he dado cuenta de que no teniendo nada lo tengo todo, así que a tomar por culo.
Pero eso no puede ser, ya que si no tendría que volver a la lámpara durante mil años más y no podría soportarlo
Vale Eugenio, en ese caso ensaya unos chistes y ve poniendo unas cervecitas que voy llamando a los colegas
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