No puedo dejar de pensar en el momento en el que aparecieron aquellos cinco monjes en la barra de striptease en la que trabajaba de camarero. Cuando la gente se percató de ellos, hasta se apagó la música y eso que no había disc-jockey y que se reproducía directamente de un radiocasete. Se dirigieron directamente hacia mí y me preguntaron si mi nombre era Einn, en un perfecto español que solo fui capaz de entender cuando me pasaron un folio mecanografiado. Les conteste que sí, que yo era Einn y les pregunte qué querían. Como eran monjes, pero no estaban tontos y tenían sed, se pidieron unos gin-tonics. Una vez vacíos los vasos y con las lenguas un poco más sueltas por lo que ya se les entendía, me informaron de que venían para llevárseme a Tíbet ya que al parecer el horóscopo les había comunicado que yo, era la reencarnación del lama Juancho.
¿Cómo puedo ser yo la reencarnación del lama Juancho, si ni siquiera sé dónde está Tíbet ni lo que es un lama. Además, tampoco me gusta ese corte de pelo que lleváis ni el color naranja? ¿Es lo de lama compatible con mi tatuaje de Barón Rojo?
El que llevaba la voz cantante de los cinco, un tal Aga3,1416to, me pidió otras bebidas mientras los otros no paraban de sonreír. Les puse unos vodkas con naranja para que hicieran juego con sus túnicas, siempre he sido muy de combinar las bebidas con la moda, y reparé en que como todo se había paralizado a su entrada, no había música en el local y la stripper estaba colgada en medio de la barra y que tenía la parte interior de los muslos súper enrojecida. Encendí de nuevo el radioca y la chica siguió bailando. Le pedí a mi compañero Gregor, que, por cierto, se apellida Ypek, (si, es una risa) que ocupase mi lugar e invité a los monjes a que pasaran a un reservado para poder hablar tranquilamente y no espantasen a la clientela.
Una vez allí, me repitieron la historia del lama Juancho y yo les confesé que al único lama que conozco es a un tal Lorenzo Lama, o Lamas, pero que lo desconozco todo de su cultura.
Me contaron que cuando murió el lama, dejo instrucciones precisas de cómo sería su nueva reencarnación, de dónde viviría y muchos datos secretos más que no podían darme en ese momento, y que aunque estaban absolutamente seguros de que yo era JuanchoL (apocope de Juancho lama, no confundir con nombre élfico), debía superar unas pruebas antes de llevarme al monasterio donde se me consideraría un ser sagrado.
Hasta escuchar lo de "ser sagrado", la idea no me hacía mucha gracia, pero ahora?, ahora era para pensárselo.
La primera prueba consistía en que me presentaban distintos objetos que pertenecieron a JuanchoL y yo, siendo como se suponía su reencarnación, debía distinguir el que me hubiese pertenecido en vida.
Los objetos colocados sobre la mesa eran los siguientes: un pequeño cuenco cerámico que se usa sobre todo para tomar té con tsampa, una alfombra multicolor típica de la zona de Nepal, un juego de túnica naranja usada la que llaman dra-che, un sándwich mixto, calzado usado de un tipo que no sé cómo lo llaman ellos pero que yo llamo chancletas roñosas, y un mechero Zippo con el careto de Rocky grabado en un lado y la bandera americana por el otro.
Sin pensarlo opté por el sándwich, pero me indicaron que había sido un error, que se lo dejo el monje que estaba colocando las cosas y que tenía que elegir nuevamente.
Bueno, pues entonces elijo?, el Zippo.
Me pareció la elección lógica ya que el resto de los objetos, eran pura basura. Mi basura, al parecer.
Sentí que había pasado satisfactoriamente la primera prueba ya que los monjes estaban bastante contentos, aunque igual era debido a que seguían bebiendo como si se fuesen a morir y después reencarnarse en abstemios. Sinceramente, me desconcertó un poco que en mitad de aquello se pusieran a bailar el Aserejé. Extraña cultura?
La segunda y última prueba consistía en interpretar una canción con uno de los instrumentos que el lama dominaba, ya que por su amor a la música se le conocía como el Georgie Dann tibetano. Me dieron a elegir entre un Tinghsha o crótalos tibetanos, (como unos platillos) un Gantha con dorje (campana tibetana), una trompa tibetana y un Dyangro (tambor chamánico tibetano). En esta prueba se valoraba la ejecución y el tema elegido. Tras pensarlo un ratito en el que alguno de los monjes se llegó a dormir, decidí darlo todo y elegí la campana como instrumento, y como temita musical, la banda sonora del Sálvame Deluxe.
Tras cinco minutos de dale que te pego a la campanita, hacer algunos ruiditos con la boca e imitar al gran Cañita Brava, decidí parar justo cuando los monjes empezaban a cortarse las venas. Una lástima, la prueba había salido mal. Uno llego a decirme que le había parecido reconocer la música de "La muerte tenía un precio", pero jamás la banda sonora de "Help me de Lujo", que así es como lo traducía la Tíbet TV. Parece ser que en el monasterio cuando iban al peluquero le decían que se lo cortase a lo Kiko Matamoros.
Como los vi tan tristes tras mi relativo fallo en la prueba decidí contarles un chiste.
Va un hombre andando por la calle y se le acerca un anciano un tanto compungido que le dice:
Perdóneme, pero es que tengo un pequeño problema, por favor, ¿podría usted empujarme?
A lo que el hombre le responde
Naturalmente, ¿dónde tiene usted el coche?
¿El coche? No, si es en los columpios.
Contrariamente a lo que cabía esperar tras un chiste así de bueno, vi como empezaban a aflorar las lágrimas de sus ojos de manera inmediata. Lo achaqué a la diferencia de culturas, a que eran unos "desaboríos", y a que empezaba el bajón del alcohol; pero justo cuando empezaba a disculparme me abrazaron todos diciéndome que esa era la prueba definitiva de que yo era JuanchoL ya que, ese era el chiste "favorido", (que interpreté como una mezcla de favorito y preferido, y así me confirmó lo del alcohol) del lama. Decían que siempre lo contaba, que había llegado a recibir auténticas palizas por plasta, y que todos los monjes estaban hasta las ????? (*) de oír siempre la misma gracia.
Tras enjugarse las lágrimas y terminarse sus respectivos bocadillos de panceta que nunca supe de donde salieron, el monje de más altura que pasaba holgadamente del 1.40 me dijo:
El lunes salimos para Nepal así que, sería conveniente que el tatuaje de Barón rojo lo lleves a anaranjar para hacer juego con la nueva túnica, y hablando de túnicas?, cinco gin-tonics más.
Continuará?
(*) Si, significa lo que os imagináis en nepalí. Acude al traductor de Google si no me crees.
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