Empezamos por los días previos. 4 días antes del lanzamiento, mi técnico querido del alma confiesa que no llegamos. Que la web definitivamente no estaría lista y había que elegir contenido. Yo quería tirarme de los pelos, tirarle de los pelos a él y estirar el tiempo como si fuera chicle. Pero tener menos pelo no aportaba nada bueno, así que decidimos respirar hondo y centrarnos en lo que sí daría tiempo. El esfuerzo que hizo Miguel esos días, no está pagado. Gracias!!
Y llegó el lanzamiento :) Quería transmitir en un solo minuto todas las emociones y sensaciones que habían supuesto desarrollar este proyecto desde el principio. Necesitaba hacer sentir a los demás un poquito de todo aquello. Así que, con unas cuántas fotos de esos últimos dos años y una música llena de fuerza, monté un pequeño vídeo (bastante casero, por cierto jejeje). Pero funcionó ;) Se produjo la magia. Logré despertar esa emoción y así me lo hicisteis saber muchas de vosotras. Mensajes, mails, llamadas... palabras llenas de sentimiento y cariño. Nunca antes había vivido algo igual. Es sin duda, una de las experiencias más satisfactoria de mi vida.
Pero como toda montaña rusa que se precie, después de una subida, viene una bajada. Y a toda pastilla. Empezaron a surgir tareas hasta de debajo de las piedras!! Los espacios diarios de mi agenda no daban a basto para anotarlo todo y algunas empezaban a aplazarse de unos días a otros sin remedio. Como podía ser? Yo estaba bien organizada,. Cuando trabajaba fuera de casa, con menos horas disponibles, era capaz de sacarlo todo adelante. Como era posible que, ahora, con más tiempo disponible para el proyecto, no fuera capaz de cumplir con mis propósitos?
Durante una semana estuve día y noche analizando la situación. Busqué y rebusqué un sistema de trabajo que me permitiera sacar mi trabajo adelante. No paré hasta dar con él, y di ;) El problema no era el sistema, ni el tiempo disponible. Aunque muchas personas no pueden trabajar desde casa, porque se distraen con facilidad, no era mi caso. Por suerte, soy de las personas que se concentra mucho mejor en casa que fuera de ella.
El problema era que mis tareas ahora no eran las mismas que antes. Donde antes tenía 3 grupos de actividades para llevar un blog (redacción de textos, fotografía y difusión), ahora tenía 4-5 bloques de tareas más. Algunos de ellos totalmente nuevos para mí. Desde el diseño de la web, la coordinación de un equipo, labores de marketing... Mi error fue no contar con esos nuevos bloques de tareas. Hace años, habría tardado semanas o incluso meses en dar con un sistema de trabajo. Pero esta vez solo necesité una semana para poner orden de nuevo en el caos de los últimos días. Es lo que tienen los años de experiencia en algo que te gusta: el orden. Rediseñé mi horario de trabajo, incluyendo tiempos para las nuevas tareas y elaboré listas de cosas por hacer para cada bloque. Esto es lo que os comentaba en este post.
Y mientras tanto, el proyecto seguía su curso natural. Las colaboradoras trabajaron duro para hacer unos cursos impecables, el número de seguidoras y suscriptoras no paraba de aumentar y empezamos a vender cursos como si lleváramos toda la vida haciéndolo. Dicho así, parece sencillo, pero nunca imaginé todo el trabajo que soporta una plataforma de formación. Desde subir el material, hasta dar acceso a las alumnas (y alumnos! Que también los hay!).
En estas semanas me he dado cuenta de cuanto me queda por aprender; he detectado errores y carencias, he visto lo que funciona y lo que no, y sobretodo, he visto todo lo que he logrado y lo que soy capaz de hacer con esfuerzo e ilusión. Así que, aquí está y aquí seguirá porque esto no ha hecho más que empezar ;)
Y ahora, dime una cosa, te gusta conocer lo que hay detrás del proyecto o te parece un rollo macabeo?
Un abrazo enorme!!