Todo un clásico: guardar las cajas de puros de las bodas para decorarlas. No me cabe en la cabeza que alguien pueda tirar estas cajas a la basura.
Hay quien las forra con tela y hace patchwork, pero en estos casos de cajas pequeñas creo que lo mejor es decorar con papel.
En su día yo quise decorar unas con la técnica del découpage, que suela muy chic pero es lo que se ha hecho toda la vida de recortar ilustraciones, pegarlas en algún sitio y después barnizar para que parezcan pintadas.
Esto lo hice a lot of years ago y no me acuerdo muy bien, pero compré en una librería de Barcelona un libro con ilustraciones vintage destinado precisamente a estas labores; los cuadernos para découpage suelen contener imágenes decimonónicas de flores, plantas, animales, mujeres... Estos papeles son especiales para esta técnica y son ligeramente gruesos, prácticamente cartulina, pero ni qué decir tiene que se puede imitar la técnica con fotos y dibujos recortados de revistas normales, servilletas, papel de regalo, etc.
Yo compré uno de pájaros, y, tras agotadores días recortando con una tijerita hasta que me dolían todas las articulaciones de la mano, obtuve dos cajas decoradas que merece la pena conservar, aunque ahora me ha dado por las cajas metálicas de galletas.
Perfectas-perfectas no han quedado porque con tantas esquinas de las figuras siempre hay alguna que se despega, y con el tiempo, el barniz amarillea.
Vista trasera de una de las cajas. Recortar tantos detallitos de hojas, picos y manos estrella y relaja a partes iguales, y no sé yo si es muy bueno para la artrosis.
Pegué todos los dibujos que contenían letreros y sobres para dedicar una de las cajas a guardar sobres y sellos, pero la tuve que vaciar porque algunos de los sobres modernos ya no me cabían. Pero este tipo de cajas quedan muy bien para guardar elementos de escritorio.
Como el interior de la caja ya tenía un forro de papel blanco lo dejé intacto y sólo pegué un pájaro especialmente representativo.
Vista del interior de una de las cajas.
Vista interior de la segunda caja.
Colocar todas las figuras sin que queden huecos, dejando delante las más grandes y hermosas y aprovechando las más feas para hacer el fondo da un poco de dolor de cabeza, es como hacer un puzzle en el que te da rabia que unas piezas oculten a las otras.
Vista trasera de la segunda caja.
Algunos de los pájaros eran resultones y no demasiado cursis así que me dije...¡los voy a trasladar a un óleo! Y pinté unos cuadros mellizos al óleo que tiene mi madre en usufructo.
Tengo imágenes para hacer una cacatúa y unos loritos a juego, pero me cansé del óleo y dejé el set de cuadros inacabados...hasta que me vuelva a dar la pasión!!
¿Reconocéis el estilo de pájaro? Aunque creo que esta especie no existe...
Para contrastar con el movimiento y la dirección del otro pájaro, después "tuve" que pintar este...
Y la pareja de cuadros en el salón de mi madre... ¡Me paso la ida haciendo manualidades que luego no disfruto yo!
¿Qué opinión os merecen las dos labores?