El té es una sustancia natural con multitud de beneficios y aplicaciones. Una de ellas es su uso para teñir. Es muy sencillo y puede servir no sólo para mejorar algunas telas, sino también para dar vida nueva a prendas que habías dado por perdidas, gracias a un toque vintage.
Este no es un invento reciente, sino un método para teñir que tiene ya historia: en la época victoriana era uno de los usos de esta valorada planta. El té se hace a partir de la planta de homónimo nombre y, al igual que otros tintes vegetales, es totalmente natural y por eso no dañará tus prendas.
Un tinte natural
Cada variedad de té da una coloración distinta y mayor proporción de cada una, mayor saturación. La gama de tonos que se consiguen van desde el marrón, el verde, el amarillo, hasta el beige. El final siempre dará un color más o menos suave y a dos aguas, que se vuelve más irregular según aumentamos el tamaño de la superficie a tratar.
Si se quiere afianzar el resultado, lo mejor es usar, además, un mordante. Es decir, un fijador a base de productos químicos como el alumbre, el sulfato de cobre, dicromato potásico, el sulfato de hierro, o el tanino.
Se tratan de sustancias tóxicas, por lo que se debe actuar con cuidado. Los ingredientes se pueden comprar en cualquier ferretería, aunque el más empleado es el alumbre. El baño en estos será anterior al de color y habrá de durar 24 horas.
Cómo hacer el mordante
Si se opta por el alumbre, hay que verter dos tazas de éste junto a dos cucharas de crema de tártaro, en un barreño grande o bañera con cinco litros de agua. En el caso de preferir algo más natural se puede intentar con sal, vinagre o cenizas de madera.
Hay quien prefiere optar por usar el compuesto durante el teñido. Para ello se añadirá una cucharada de mordante químico por cada cuarto litro preparado de té.
Una receta fácil
Las telas más aptas para este tipo de tratamientos son el algodón y la lana. Es aconsejable probar con trapos antes de hacer el ‘coloreado’ definitivo. Para preparar esta tintura bastará con la infusión de las hierbas. Una vez hecho el brebaje, hay que sumergir la pieza y dejarla reposar. El tiempo de inmersión también determinará lo irreversible de la ‘pintura’.
Si te gustan las irregularidades del dibujo del té, se puede remarcar atando cuerdas a la prenda en remojo, que al tiempo se habrá enrollado con más o menos fuerza según la definición del dibujo. Después de haber impregnado en los jugos del té el rato preciso, se debe enjuagar bien la prenda.
Otras formas de colorear
En el caso de que tengas alguna prenda de color beige o pardo en el que haya alguna zona desteñida, puedes probar a igualarlo con unos cuantos baños de té. De hecho, también lo puedes emplear para eliminar las mechas del pelo y oscurecerlo. La infusión se hará a partir de dos cucharadas de té por vaso de agua y dejándola actuar media hora.
El papel también puede ser envejecido con té: por ejemplo, para tu papel de cartas o invitaciones. Si aplicas la técnica a un papel con grano o un papel artesanal, podrás hacer tarjetas o invitaciones únicas, con un color distinto y elegante. En ‘Amelie’ la protagonista usaba esta técnica para simular cartas antiguas. Nuestra usuaria Yesterday ya lo ha probado, empapando un papel a pinceladas.