No es nada nuevo. Es una técnica que mi madre ya vio usar a su madre y muy probablemente mi abuela a la suya pero, como con muchas otras cosas que no os cuento porque creo que son evidentes, os creó bastante expectación.
Así que aquí desvelo el "misterio" que no es tal. Simplemente necesitamos té. Hay que tener en cuenta el resultado final que queremos, para saber qué té usar:
Si queremos un resultado rosa o rojizo usaremos té rojo.
Si queremos más tirando a vainilla usaremos té verde.
Si lo queremos más beige tostado usaremos té negro.
También depende de la cantidad de agua que añadáis. Cuanto menos concentrado más clarito será el resultado.
La técnica para teñir la prenda en cuestión no es más que sumergir la tela en el té. El agua no debe estar caliente, pero tampoco fría. Más bien templada tirando a caliente. Cuidado con telas muy delicadas: si el agua está muy caliente os la podéis cargar.
Lo ideal es dejarla sumergida cuantas más horas mejor. Toda una noche, por ejemplo. Id mirando el color de vez en cuando, teniendo en cuenta que en mojado siempre estará más oscuro que una vez seco. Podéis secar una pequeña parte con un secador. De todos modos os recomiendo hacer una prueba antes sobre un pedazo de la tela.
Para que veáis el resultado, os enseño la cola del vestido de novia de mi hermana.
Llevaba una súper cola desmontable, que intercalaba tul con encaje. El encaje era blanco pero ella lo quería beige, así que mi madre lo tintó con té antes de cortarlo. Hubo que hacer unas cuantas pruebas hasta ajustar el color exacto que quería mi hermana, pues al principio quedó tirando a rosita palo.
En el caso de los zapatos, los teñí usando un algodón empapado en té caliente. En la foto no se aprecia porque tras usarlos para una boda, una amiga me los pidió para usarlos ella en su boda y eliminé el color tostadito con agua oxigenada y spray de limpieza en seco, pero aún así no quedaron blancos blancos.
Bueno, pues ya está desvelado el misterio. Espero que me lo contéis si lo ponéis en práctica :))
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