A veces encontramos una tela que nos encanta pero no tiene el tono adecuado o nos cansamos del tono soseras de una de nuestras camisetas blancas, ¿verdad? Hoy os traigo la solución a estas situaciones: ¡teñir los tejidos!
Tengo que reconocer que nunca he usado los típicos tintes para ropa que hay en los supermercados, pero, sin embargo, tengo un poco más de experiencia tiñendo tejidos con productos naturales, cotidianos, de los que todas tenemos por casa: té, frutas, especias,… Igual recordais que mi primera experiencia teñidora fue con el tul blanco que compré para la maravillosa falda de 5 capas, y que convertí en un precioso color tostado-beige. Y después de eso, ¡he seguido experimentando!
Os cuento el procedimiento…
En abundante agua muy caliente (si hierve mejor) añadir vinagre y sal (unas 2-3 cucharadas por cada litro de agua), que será lo que ayude a fijar el color. Añadir también el elemento teñidor (si es sólido, machacado o triturado) y dejar infusionar/reposar un rato.
Una vez el agua esté bien teñida, colar el agua para quitarle todas las impurezas y restos y dejar atemperar.
En un recipiente amplio, sumergir la prenda a teñir completamente y dejarla allí una o dos horas.
Tras esto, aclarar ligeramente, escurrir y poner a secar. Ahora, algunas apreciaciones-consejos…
Los tejidos que mejor cogen el color son los naturales: algodón, lino, hilo,… Los tejidos sintéticos tiñen peor. ¡Ah, claro! y el color originario ha de ser blanco o beige.
Tener en cuenta que la prenda no se teñirá del color tan oscuro del que veis el agua. Es decir, la prenda adquirirá un tono similar/más claro que el del agua.
Para subir la intensidad del color, debeis hacer la infusión más concentrada, es decir, echar al agua más elemento teñidor. Y, por último, los tintes naturales…
Beige/tostado/marrón: lo consigues con té. Haciendo más o menos fuerte la infusión, consigues un tono más claro o más oscuro.
Rojo/rosa: un elemento teñidor espectacular es la remolacha (ya sabes, infusiónala o machácala en el agua hasta conseguir el color deseado). También puedes probar con frutos rojos: cerezas, fresas, frambuesas,… Si te parece más limpio, puedes usar bolsitas de infusión de frutos rojos.
Verde: el verde más intenso lo dan las espinacas, aunque serviría cualquier verdura o hierba de ese color.
Amarillo/naranja: lo mejor, unas hebritas de azafrán. Del amarillo claro, pasando por el intenso hasta llegar al anaranjado… ¡tú elijes! ¿Qué os ha parecido? ¿Dispuestas a experimentar? Yo estoy en mitad del proceso… ¡ya os enseñaré el resultado!