Para mi era la primera vez que estaba en este encuentro pero mis compañeras que si habían ido otros años comentaron que habían pasado mucho frío, así que nos abrigamos bien, y como suele pasar, ocurrió justamente lo contrario. Amaneció un día claro, tranquilo después de días de fuerte viento y con un sol que invitaba a realizar actividades al aire libre.
Nos situaron en una carpa rodeada de puestos relacionados con los bolillos y otros en los que se podían comprar artículos artesanales o alimentos típicos: miel, queso...
La verdad es que habían muchos participantes en el encuentro y muchas cosas para ver fuera de la carpa, incluida una exposición de coches antiguos, algunos de los cuales yo conocí circulando por las carreteras.
A las doce en la plaza de San Antonio (Sant Antoni) tuvo lugar la bendición de los animales y de los panes. Mas que pan lo que se bendecían eran unas cocas alargadas.
Los animales que se presentaron para la bendición eran muy variados, perros, gatos, periquitos, tortugas e incluso una cabra. Pero sin duda lo mas llamativo fueron los caballos y los carros, sin olvidar a los caballistas algunos de los cuales estaban tan bien vestidos que más que una exhibición parecía un concurso. Los carros y carrozas no se quedaban atrás. Decorados y engalanados estaban completamente equipados para una vistosa romería.
Uno de los alicientes para asistir a los encuentros de bolillos o de cualquier otra labor es la posibilidad de ver labores de otras personas, hablar y comentar trabajos. Esto último permite aprender pequeños trucos o formas diferentes de hacer las cosas y resulta muy enriquecedor. Este es el caso de Maruja (compañera de los bolillos aunque es de Muro), que sacando las agujas de punto de media nos enseño como empezar, tejer y cerrar un cuello tejido en punto plano pero que con un pequeño truco obtenemos un resultado espectacular. Ni que decir tiene el corrillo de mujeres que se formo a su alrededor todas interesadas en lo que estaba explicando.
Una vez terminado el cuello, poso de modelo para que pudiéramos ver el resultado final. ¿A que le quedo muy bien? Y es que Maruja es mucha Maruja.
Con tanta actividad la mañana se paso muy rápido y llegamos a la hora de comer. Se recogieron los bolillos y se despejaron las mesas para dar paso a la comida.
Unas papas, cacahuetes y tramusos para aperitivo. Un arroz de puchero con caldo de primero y puchero de segundo, de postre una naranja, no podía ser de otra manera siendo esta la tierra de los naranjos. No había probado nunca las pelotas de carne enrolladas en hojas de col como las hacen aquí y me gusto mucho el sabor. Muy buena idea.
Tras la comida nos entregaron una bolsa con un picado de bolillos, una madeja de hilo Mouline (a mi me toco rosa) y una bobina de hilo de algodón (crema el mio)
A media tarde agradecidas a la organización del encuentro y muy contentas por el buen día que pasamos juntas regresamos a casa, pensando, mas de una, en la lana y las agujas para hacer la bufanda que nos había explicado Maruja antes de que se olvidaran detalles importante.