Bueno... tenían que ser los lunes del pompón friki, pero por motivos técnicos (técnicamente su madre es su desastre), su primera entrega será un martes.
Os pongo en antecedentes... El pompón friki es eso, friki. Le encanta leer, escribir, jugar con el ordenador (no necesariamente a juegos, dadle un Word y es feliz) y hacer manualidades. Tiene un blog que está un poco abandonado, escribe cómics y libros interminables y tiene un sentido del humor muy peculiar, basado principalmente en la ironía, que es un concepto que le fascina desde que entendió lo que significaba.
Hace un par de años, con los recortes, en la escuela pública catalana nos quedamos sin una hora de clase. Esa sexta hora nos permitía afianzar las lenguas, ampliar la plástica y en general trabajar y repasar todo lo que íbamos aprendiendo. Cuando nos quitaron esa hora, desde el AMPA de la escuela, con ayuda de la dirección y el claustro de profesores, lanzamos la posibilidad de seguir yendo a clase y de reforzar todo aquello que nos quedaba un poco cojo. Y fue así como nació "doce a una", aunque en realidad sea de 12:30 a 13:30.
Tenemos un montón de profes geniales que enseñan muchas cosas y refuerzan inglés, francés, plástica, mates y teatro. Son actividades lúdicas enfocadas a pensar de otra manera, a sacarle partido a lo que sabemos, a usar las lenguas y los conocimientos que tenemos de un modo diferente. Aprendemos a trabajar en grupo, a perder la vergüenza de hablar en público, a abrirnos, a compartir... Mi experiencia con la actividad es excelente y estoy muy contenta de lo que mis pompones aprenden y practican. Y por eso en este primer vídeo del pompón friki, quiero compartirlo con vosotros.
La semana pasada, el friki salió de clase con un cómic hecho en una hoja de papel. Estaba súper contento, porque el cómic era mágico, ibas plegando papel e iban surgiendo las "páginas" en un movimiento interminable.
Al día siguiente ya había hecho cuatro capítulos de su cómic sobre manchas verdes y le propuse que nos mostrase cómo se hace uno de estos cómics eternos, que podéis convertir fácilmente en una postal para papá!
Así que os dejo con el pompón friki y su vídeo sobre la postal mágica. Si no entendéis algo o no os queda claro como lo hace, decídmelo, que yo ya soy una súper experta!
Y aprovecho para decir que creo en la escuela pública. Yo fui a una escuela pública y guardo excelentes recuerdos, pero no es solo eso. Creo que la escuela es un derecho para todos y no un privilegio. Creo que hay que trabajar para que la educación de todos los niños del país sea la mejor posible, con profesores vocacionales, padres dispuestos a echar una mano y una fnanciación suficiente para que los niños puedan aprender todo lo que deben aprender gracias a buenas instalaciones, profes reciclados e imaginación en las aulas. Para mí la escuela tiene que ser un lugar horizontal, donde todos somos iguales y todos aprendemos según nuestras características.
Las escuelas llevan mucho tiempo en el punto de mira de la sociedad y todos nos quejamos mucho. Y es verdad, hay problemas. Pero también es cierto que nada se soluciona si solo nos quejamos de lo que pasa y no arrimamos el hombro para solucionar las cosas. Hay que adoptar una postura activa ante lo que está pasando y participar en la escuela siempre que podamos.
Participar, por un lado, para quejarnos de las reformas de la educación partidistas con la que nos obsequia el ministro de turno cada vez que hay cambio de gobierno. Para quejarnos de los recortes asesinos que hacen las diferentes instituciones; hay poco dinero, es cierto, pero la forma de ser de un país se demuestra en eso, en cómo repartimos el dinero que hay. Si la educación es una de las cosas que se recortan cuando hay vacas flacas, eso nos demuestra que la educación no es una prioridad, y debería serlo, no solo porque mis pompones están estudiando, sino porque mis pompones y todos los niños que hoy pueblan las escuelas son los que pagarán impuestos el día de mañana y sacarán el país adelante.
Pero por otro lado hay otra participación necesaria. La que consiste en ir a la escuela, hablar con los maestros, ofrecerte para hacer actividades, participar en los órganos de gobierno. La escuela no es un lugar cerrado, o no debería serlo. Los padres tenemos que poder entrar, pasear, colaborar y aportar. Y en lugar de quejarnos de los profesores, ayudar en su labor. Porque aunque haya algunos profesores que no nos gusten, cosa inevitable, nuestros pompones se fijan en los vínculos que establecemos entre la familia y la escuela. Y si uno desprecia a un profesor, luego no puede quejarse si su hijo hace lo mismo.
Yo creo en la escuela pública y voy a defenderla hasta las últimas consecuencias. Porque creo en todos los sistemas universales, que nos dan oportunidades a todos y nos ayudan en nuestra vida. Porque ese es el tipo de país en el que quiero vivir y el tipo de sociedad de la que me puedo sentir orgullosa de formar parte: una sociedad en la que todos somos importantes y tenemos acceso a lo mismo.