Hace dos años ya os conté lo que me había gustado esta tradición del este de Europa que conocí cuando viví en la antigua Yugoslavia y ya hemos adoptado como tradición propia. Ya os había contado lo fácil que es hacer esos huevos de pascua y lo bonitos que quedan, pero es que este año, he encontrado huevos blancos!! (cada vez resulta más difícil escapar de los morenos) y como ya os decía, quedan mucho mejor.
Para los nuevos por aquí, os recuerdo el tutorial de cómo con algo tan simple como unas cebollas (rojas) y unas flores u hojas, tendremos unos huevos de Pascua así de bonitos.
Simplemente hay que mojar las hojas o pétalos de flores y pegarlas a los huevos, meterlos dentro de una media y atar con un nudo después de cada huevo para que las flores no se muevan.
Una vez todos atados, los ponemos a cocer con la piel de la cebolla roja (con dos bastará) y un buen chorro de vinagre.
Después de unos 25 minutos, ya tenemos unos huevos cocidos muy diferentes :-). A mí entonces me impresionó esta forma tan simple de decorar la Pascua y la verdad es que me sigue impresionando que de una forma tan sencilla y con materiales que todos tenemos a mano se pueda hacer algo así de bonito!!
Por supuesto se pueden comer, pero quedan perfectos como centro de mesa durante unos días. Nosotros, desde luego, ya no sabemos lo que es una Pascua sin esta tradición que vino del Este.