Entonces, el telefonillo de ducha soñó que quería tener otra vida, quería ser diferente a los demás, deseó que por sus poros saliera luz, en lugar de agua.
El sueño se cumplió, cambió el agua por la luz. Seguía soñando, estaba cansado de estar anclado a una pared. Solamente los teléfonos antiguos estaban anclados a una pared. Hasta los teléfonos “fijos” ya podían viajar por la casa sin cables hacía muchos años. Si al menos pudiera sujetarse a algo que le permitiera moverse. Una especie de bastón.
Ahí estaba el palo del mocho para cumplir su sueño.
El mocho estaba apartado, su vida se había limitado a ser estrujado una y otra vez, ahora se estaba quedando calvo, sus pelos ya no hacían bien el trabajo, se temía lo peor. Lo tirarían a la basura. Decidió desprenderse de todo el pelo que le quedaba, y demostró al telefonillo que podía ser la base del palo. Solamente tenía que atornillarse a una vieja pieza de madera. Soñaba con quedarse con sus amigo, se entristecía pensando en su inevitable destino. Ahora podría vivir una segunda vida.
Se habían unido el mocho, su palo, y el telefonillo. Ahora el objetivo de sus vidas cambiaría. Se quedaron unos días en el cuarto de baño, pero el mocho y su palo estaban acostumbrados a pasearse por la casa, y el telefonillo tenía ganas de iluminar cosas más interesantes que ese espejo del baño.
Un día había una fiesta en casa, los invitados pasaron por el cuarto de baño. Al ver la lámpara, si ahora ya no era un telefonillo, junto con sus amigos se había convertido en una lámpara, todos se quedaron prendados de ella. Ya no era un telefonillo y un mocho, se había convertido en una lámpara. Además era divertida. Los que vivían en la casa se dieron cuenta que esa lámpara podía lucir mejor en otro espacio, alumbrando otros momentos de sus vidas.
Ahora la lámpara es feliz, es como una fusión de amigos que han conseguido ser valorados de un modo diferente. Nadie los estrujará, ni los mareará dando vueltas, y el telefonillo dejó aquella vida que no le hacía feliz.
Los sueños se cumplen, y las segundas oportunidades son posibles.
Que se lo pregunten al telefonillo y al mocho calvo. Ahora tienen otra vida….
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