Debo decir también que me sorprendió gratamente la organización de todo, y el cuidado y mimo que había en cada detalle, que hacía que, de una forma u otra, te sintieras (por lo menos yo) especial. ¡Mil gracias, de verdad, por la invitación!
Así es que quiero contar cómo pasamos nuestra mañana:
Para comenzar, todo estaba estupendamente decorado, con unas mesas de panes y desayuno preciosas.
Luego, la presentación: ¿Cómo se hace el pan? ¿Qué ingredientes se necesitan? Agua, sal, levadura y, claro está, harina. ¿Pero de dónde viene la harina?
Pues del trigo, que pudimos ver cómo se muele en un pequeño molino,
para convertirse en harina.
Una vez lista la harina, fuimos a nuestras mesas de trabajo, donde nos estaban esperando todos los ingredientes necesarios y nuestros regalitos: un delantal y un gorro para ponernos manos a la obra,
y amasar.
Luego, como no había suficiente tiempo para dejar que nuestras masas fermentaran correctamente, el maestro panadero nos dio una previamente trabajada,
para así poder jugar y darle forma a nuestro pan.
Que fue directo al horno.
Mientras esperábamos a que estuvieran listos, aprovechamos para desayunar pan con Nutella, claro está.
Y ver, en exclusiva, un vídeo hecho por Nutella para homenajear a los panaderos, y que comparto aquí:
Al final nos fuimos a casa con nuestros panes perfectamente horneados,
junto con una linda cesta con la gran sorpresa: nuestros botes personalizados de Nutella.
Mil gracias, nuevamente, a Nutella por la invitación, a los maestros panaderos de ASEMPAN por su tiempo, y chapó a la agencia detrás de esto por su buen trabajo.