La verdad es que para ser unos padres primerizos no fuimos con nada de prisa a la hora de comprar todas las cositas que necesitábamos para la llegada del bebé. Yo, desde que me enteré que era un chico me dediqué a mirar sobre decoración infantil y así decidir con calma y sin prisas lo qué quería realmente (os lo recomiendo).
Si en algo estaba clara era en que no quería una habitación completamente azul sino algo más neutral, con una gama cromática que hiciera armonía y que le dieran ese toque diferente y muy nórdico como son el color ‘negro’ o el ‘gris’ (nada comunes en temas infantiles).
Y para darle un poco más de vidilla, coloqué cruces DIY de washi-tape en una de las paredes {post aquí}, ¡Me encantan!
Como bien sabéis, soy una fanática del estilo escandinavo; su sencillez, el poco mobiliario junto a accesorios decorativos en tonos muy suaves (sobre todo blanco). La idea era hacer de la habitación de Santiago un espacio cambiante a la par de su crecimiento y que al final resulto todo muy funcional (por ejm, que los juguetes se sustituyan por libros).
De hecho, desde que nació hasta ahora (sólo 15 meses), le hemos agregado y quitado unas cuantas cositas sin perder la esencia inicial de la deco.
Para no hacer este post interminable, en este otro post {pincha aquí} veréis el detalle a detalle (tiendas y marcas) de todos los objetos que dan forma a la habitación. De todas formas, si queréis preguntadme algo, estoy a vuestra disposición!!
¿Qué os ha parecido? ¿Os gusta este estilo para habitaciones infantiles?
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¡Hasta la próxima!