Pues mis expectativas se han cumplido con creces. He disfrutado de un paisaje impresionante, tranquilidad y días sin estres (en la mayoría de zonas no había ni cobertura de móvil ni internet lo que era una nueva experiencia sobre todo para mi hijo), una comida casera muy apetitosa y sobre todo he conocido a personas estupendas.
Pero como quiero contaros y enseñaros tantas cosas vamos por parte y empezando por el principio.
El viaje en coche era largo (815 kilómetros aproximadamente), y nuestra idea era disfrutarlo visitando las ciudades que nos apeteciera. En la primera parte del viaje queríamos visitar a unos amigos en Logroño. Así que decidimos parar a dormir en esta ciudad y disfrutar de una cena con amigos a los que no vemos muy a menudo. Paseamos por la parte antigua y de copas de la ciudad, parando a tomar una cerveza en un bar llamado "El Dorado" que nos llamo la atención por la fotografía de John Wayne (personaje indiscutible de las películas de mi juventud) y unos vasos muy originales, ¿los habíais visto antes?
Una de las cosas que mas me gusta de Logroño son sus parques y encontramos uno donde se da merecido homenaje a nuestra querida "Ñ".
Al día siguiente partimos rumbo a Burgos, una visita rápida a la catedral, y como recuerdo de la visita me compre unos bolillos. No es muy típico, pero para mi, si una buena manera de recordar el viaje.
Antes de llegar a Burgos vimos una señal indicativa a Numancia y allí nos dirigimos porque mi marido es un apasionado de la historia, ruinas y demás. Tuvimos suerte porque empezaba una visita guiada y el guía nos contó la historia de los celtíberos mostrándonos las ruinas y hablándonos del trabajo realizado por los arqueólogos (admirable según mi opinión). Si tenéis oportunidad visitar las ruinas, es un viaje al pasado formidable.
Fue muy instructivo y el guía además de hacer la visita amena e interesante se veía que disfrutaba y nos transmitía su entusiasmo, muy buen comunicador. Por supuesto compra de recuerdos: botella de cerveza hecha de trigo, camiseta, un anillo y un dedal de madera.
Y llegamos al Valle de Polaciones que esta formado por los pueblos: Belmonte, Callecedo, Cotillos, La Laguna, Lombraña (Capital), Pejanda, Puente Pumar, Salceda, San Mamés, Santa Eulalia, Tresabuela y Uznayo. Carretera de montaña con un paisaje fresco y naturaleza viva. Circulamos rodeados de prados, vacas y caballos. Y algo impensable en agosto... aire fresco.
La casa rural en la que nos alojamos en Lombraña tenía ambiente casero: colchas de ganchillo, cada habitación tenía nombre y estaba colgado en la puerta con cuadros hechos de punto de cruz, cestitos de ganchillo en el baño...
y al abrir la ventana... estas eran nuestras vistas. Era como volver a mi niñez en el pueblo de Aoiz (Navarra).
Llegamos a la hora de cenar, nuestro primer contacto con la comida casera, y a descansar para empezar al día siguiente con los talleres. La oferta era amplia, como podéis ver en el triptico informativo, pero como coincidían algunos en horario no pude apuntarme a todos los que quería.El primero fue el sábado a las 10:00 "Tus bailarinas soñadas".
No voy a alargar mas este post porque lo que tengo que contaros es amplio así que... espero leáis mi siguiente post "De vacaciones en Polaciones (II)".