La perfección requiere práctica, pero a veces es emocionante improvisar y equivocarse. No hay dos amigurumis iguales y ahí reside la magia. No quiero perder ese sentimiento que produce verlo "nacer" y "crecer". Porque tarde o temprano encuentran otra familia y se acaban marchando de mi lado, cada uno tiene su corazoncito. Aún así, es agradable saber que acompañarán la vida de otras personas, compartirán sus vivencias y los harán felices.
Esto es para mi el AMIGURUMI LOVE. Un beso soñador, amigos pomelillos.