Casi he vivido más en Fuerteventura que en Las Palmas. Tengo que confesar que esa isla me fascina pero ya tengo decidido que no volveré salvo para tomar unos rayitos de sol.
Un día cualquiera me llama una chica que ya conocía de recursos humanos de una empresa en Fuerteventura dándome trabajo como segunda jefa de tienda. A mi madre le cambió la cara cuando le dije que volvía a la isla vecina. Un conflicto dentro de mí me hace dudar de la decisión que tenía que tomar. Significaba dejar atrás a mi hija, mi casa, mi perro, mi gato y mi familia.
Siempre he dicho que en los tiempos en que estamos, donde esté el trabajo hay que ir. Pues bien, decidí coger el barco con lo mas necesario y ¡bon voyage!, a navegar.
Como en todos los comienzos, estaba un poco nerviosa porque no sabía lo que me iba a encontrar en el nuevo trabajo. ¿Cómo me trataría mi jefe, compañeros, clientes....? ¡Me trataron de maravilla!. El primer día de trabajo, la jefa de caja me colocó el pañuelo porque yo no sabía ni cómo ponérmelo que no me molestara. Conocí a un montón de gente. Es lo que más me gusta de trabajar cara al público.
Fueron tres meses en los que empezaba a trabajar a las cinco de la mañana y terminaba a las tres o cuatro de la tarde. Era agotador pero tenía que hacerlo porque al llegar a casa me encontraba sola y si llegaba cansada lo único que tenía que hacer es ducharme, lisarme el pelo, ver un poco de tele y a dormir.
Todo éste sacrificio terminó cuando me dijeron que no iban a coger las tiendas que tenía previsto la empresa para colocarme en una de ellas. El mundo se me vino encima. Mi intención era trabajar en Fuerteventura y a largo plazo pedir que me trasladaran a Las Palmas.
Me llamo Fuerteventura
Algo que me caracteriza es que siempre veo el lado positivo de las cosas. Me quedo con:
estar con mi mejor amiga majorera,
la experiencia de un puesto de trabajo que me gusta,
haber conocido a gente magnífica que ya tengo en mi whatsaap y en facebook,
vivir a dos minutos de la playa (tuve que dejar de ir porque me puse negra como un tizón :))
disfrutar de las verbenas que es el lugar donde me gusta disfrutar bailando,
vivir en mi isla favorita.Me dijeron que esperara un poco más por si salía algún otro puesto de trabajo. Pues en esa espera fue cuando para ocupar mi tiempo hice a la fofucha.
Tuve que comprar de nuevo material y además tenía que hacer todas las plantillas para hacer la base de la muñeca. Como podrás comprobar en la foto, existen algunos cambios como los ojos y la nariz. Entre más sencilla son, más bonitas se quedan. Ya tiene dueño o dueña. La había llevado a la Boutique del Pan de Anyose y fue ahí donde se enamoraron de ella.
Espero que te haya gustado, te invito a compartirlo con tus seguidores y te espero en mi próxima batalla. ¡Hasta Pronto!.