El secreto de las reproducciones a escala es observar las proporciones en las medidas, y cuidar los detalles que confieren autenticidad. En el caso de nuestro palet, sabemos que las medidas universales son 1.200 x 800 milímetros, y respecto a los detalles fidedignos utilizaremos clavos, cuya función será del todo ornamental, dado que el montaje lo haremos con cola de carpintero.
Conociendo la longitud, resulta igualmente fácil conocer la anchura de nuestro palet benjamín. Los 800 milímetros se reducen, para 26 cm de largo, a 17 cm de anchura.
Después de cortar las tablas con la sierra de costilla, presentamos el montaje, y vemos que efectivamente el resultado tiene el inconfundible aspecto de un palet.
Lo más sencillo es buscar listones de sección rectangular proporcionada, y a partir de ahí determinar la proporción, según la anchura. Así deducimos fácilmente que los 1.200 mm con tablas de 14 cm se convierten, para listones de 3 cm de anchura, en unos 26 cm de longitud.
Los palets, según su categoría, montan tablas de diferentes anchuras. Nosotros hemos escogido un término medio, calculando nuestro diseño sobre palets con tablas de 14 cm.
Una vez verificadas las medidas, y descartadas las tablillas que presenten algún defecto, comenzamos la fase de montaje. Lo haremos con cola de carpintero sobre tres listones transversales, igual que en los palets auténticos.
Ahora damos a nuestro benjamín la altura pertinente. Lo haremos encolando taquitos de madera, a imagen y semejanza de las robustas zapatas que llevan los palets verdaderos.
Al mismo tiempo que efectuamos el encolado, ponemos las pequeñas puntillas que darán a nuestro palet el regocijante toque de autenticidad.
Debemos procurar que las tablillas queden perfectamente paralelas. Sin embargo, la separación entre ellas no necesita igual rigor: las pequeñas variaciones refuerzan la autenticidad.
En este caso confiaremos la unión exclusivamente a la cola de carpintero, no necesitamos poner puntillas ya que la base del palet quedará oculta.
Ya hemos finalizado el claveteo de la parte superior. Aunque los palets suelen llevar dos o tres clavos en cada unión, nosotros hemos puesto sólo una puntilla, que basta para crear la ilusión.
Como permite ver la luz rasante, las cabezas de las puntillas sobresalen de la superficie. Con un martillo normal, tratar de hundirlas a tope causaría marcas en la madera.
Con el martillo y el botador, en pocos segundos conseguimos una superficie perfectamente lisa, sin riesgo de enganchones ni raspaduras.
Con este cómodo utensilio, el botador, resolvemos el acabado. Para rematar las minúsculas puntillas cogemos el botador más pequeño, de 2 mm, habitual de los ebanistas.
Una vez completada la mitad inferior de nuestro palet en miniatura, aseguramos el trabajo de la cola presionando los listones con las prácticas pinzas de muelle.
Y ya tenemos acabado nuestro pequeño palet, que de inmediato comenzará a desempeñar sus funciones como protector para la encimera de silestone, o como soporte de macetas, o como base para un atril de lectura, o sencillamente como juguete para los niños.