Nos parecemos un montón, ella también guarda todo y luego me lo pasa a mí, en fin, me alegra mucho y me lía la cabeza de paso. En esta ocasión me dio los típicos tapetes que se colocaban en los sillones, pero especiales ya que los hizo mi abuela.
Pero por supuesto blancos y no del mismo tamaño que yo necesitaba para la cómoda y las mesitas de noche. Como eran de piezas desmonté las que necesitaba y uní donde era preciso y los teñí.
Creo que quedan perfectos haciendo juego con los tonos verdes de las paredes que mi hijo Victor pintó en tonos verdes y haciendo contraste con las telas de las cortinas, cojines y la colcha todo ello de color rosa fuerte, ¡hay que poner un poco de pasión como sea !
¡Ah! las lámparas y el espejo también me los hizo mi Victor, ¡para algo una es la madre del artista!