El proyecto estaba pensado , en un principio, para la entrada, pero una cosa llevó a la otra, y al final el salón también se vio un poquitín trastocado.
Ambas estancias estaban pintadas en los mismos tonos beiges y melocotones; el cambio de color fue radical. Elegimos tres tonos de marrón: uno casi grisáceo clarito, un intermedio (leche manchada, diría yo) y un chocolate intenso.
Los muebles que compramos, para quitar el típico taquillón de toda la vida en madera y el espejo dorado a juego (que reciclamos), en tonos blancos para dar luminosidad a la entrada, por carecer totalmente de luz.
En una pared que antes estaba vacía colocamos un zapatero con gran cabida. Una lamparita en tono marrón y distintos detalles en el mismo tono, a la vez que el paragüero, de madera natural y que decoramos con un estarcido a juego con el cojín del banquito y las cortinillas que le pusimos en la vitrina que veréis a continuación.
El banquito también lo compramos para la ocasión, en madera natural, y lo decoramos con un toque envejecido. Lo completamos con el cojín del asiento.
El espejo es el antiguo, pero reciclado. Le dimos una mano de pintura en el color intermedio y luego una pátina blanquecina para darle también un toque envejecido, acorde con el conjunto.
Por cierto, el precioso portafotos que
luce encima del zapatero,está reciclado
y pintado por mi querida sobrina Irene
(un gran beso para ella) que ni corta ni
perezosa dijo que ella también quería
colaborar. Y es que la chiquilla apunta
maneras como su madre y su tía.
En el salón pintamos las paredes con los tres colores, tapizamos las sillas en una tela que combinaba perfectamente nuestros colores
una antigua lámpara la reciclamos pintando su pantalla en el tono intermedio y haciendo un estarcido con los motivos de los nuevos visillos
y por último, cambiamos los visillos, que los pusimos dobles combinando dos de los colores, se compraron fundas de sofá nuevas, a juego...
y el resultado a la vista está, un cambio radical. Se me olvidó comentar que las puertas también se pintaron en dos de los tonos, esta fue sin duda la cuestión más debatida porque no estábamos muy convencidas, no nos atrevíamos, pero al final le echamos valor .... y mereció la pena. Ahora sólo quedaba contemplar su cara cuando llegasen y, la verdad, con el miedo que teníamos, nos sorprendieron gratamente con un aviso...que dentro de poco querían marchar otra vez de viaje. A BUEN ENTENDEDOR , POCAS PALABRAS BASTAN.
¡¡¡ADIÓS!!!