Os preguntareis ¿qué es esto?, pues no es una base para tartas, ni una empanada, es mi nueva bolillera, Al principio cogí una tela cualquiera y ya, pero para unas labores tan delicadas había que decorarla un poco, que en casa del herrero cuchara de palo.
Este es mi nuevo reto, los bolillos.
Cuando fui a un encuentro de bolilleras por primera vez me pareció un reto difícil, pero esa soy yo, si es difícil con mayor motivo.
También a veces las circunstancias favorecen a que una pueda intentarlo y en este caso esas circunstancias se han dado, al lado de casa, dos personas de esas que hacen que funcione el mundo, Toñi y Eva.
Ahí están ellas siendo, solidarias de verdad, enseñando lo que ellas saben de manera desinteresada y han conseguido un grupo estupendo. Es una suerte poder ir cada día no solo aprender, también charlar, reír y si hace falta contar alguna pena para soltar lastre.
Hemos participado en varios encuentros, el primero fue el año pasado en la feria creativa de Bilbao y después han venido unos cuantos más, tenemos suerte, hace años parecía que estas labores se iban a perder, pero en los encuentros hay cientos de personas practicando estas labores y hay trabajos maravillosos.
Gracias a todas estas personas que como Toñi y Eva transmiten sus conocimientos, y hacen que no se pierdan estas artesanías. Chicas una suerte haberos encontrado.
Primero hicimos la bolillera
Luego bolsitas para guardar los bolillos que no se enreden al ir a clase o a un encuentro
Una funda para llevarla
Y un caballete para trabajar más cómoda en casa o dejar la labor sin que se enrede.
Un regalo especial hecho a mano y con mucho amor, la verdad que lo podía haber comprado en cualquier encuentro, pero quería tener algo hecho por mi hermano pequeño, tiene unas manos maravillosas y es un lujo poder llenar los bolillos con algo hecho con todo el cariño del mundo.