Seguimos con la sección #madridparaprincipiantes, que me gustaría mantener como un medio de contaros los sitios que más me sorprenden de la ciudad, sobre todo sitios que no sueles visitar cuando tienes poco tiempo, y que a mí, por alguna razón, me parecen muy recomendables. Y este es el caso de Matadero, que por supuesto había oído hablar de él, (incluso recuerdo vagamente noticias sobre su remodelación e inauguración), pero nunca había ido y la verdad es que es de los sitios que más me ha sorprendido y gustado de Madrid.
El matadero, como su propio nombre indica tan crudamente, fue hasta 1996 eso mismo, un matadero, pero no uno normal, no, lo primero que sorprende al llegar es su tamaño, la inmensidad de los terrenos que ocupaba, la cantidad de naves que lo formaban, que casi lo convertían en una mini ciudad dirigida desde la actual casa del Reloj. Cuando uno entra por primera vez, no puede dejar de preguntarse ¿Pero cuántas vacas pueden comer estos madrileños?? !!:-), pero claro, una ciudad grande, necesita muchas vacas, muchas ovejas, aves, cerdos... el ciclo de la vida es así de crudo...
Lo segundo que sorprende es su arquitectura, tan cuidada para un uso tan poco prosaico. Gracias a esa arquitectura, después de que cesase su actividad, el ayuntamiento decidió convertirlo en lo que es hoy, el Centro Creativo Contemporáneo, un lugar donde siempre pasa algo, dónde siempre encontrarás una exposición, una obra de teatro, un ciclo de cine, un concierto...
Pero al margen de la programación cultural que es mucha y la podéis seguir en su web, sólo un paseo por sus instalaciones ya merece la pena. Aunque por dentro las naves se han adecuado a su función actual (cine, teatro, salas de exposiciones...) por fuera la arquitectura industrial de principios del siglo XX permanece intacta.
Que estos antiguos establos que veis en la foto de abajo, se hayan convertido ahora en la sede de la Compañía Nacional de Danza y del Ballet Nacional es un magnífico ejemplo de cómo aprovechar los edificios antiguos para nuevos usos respetando su belleza. Que aquí no soy yo la única que reciclo :-), y donde antes había vacas, ahora hay arte!
Pero lo que más me gusta es el ambiente, la creatividad que se respira, es un espacio mucho más abierto, más madrileño. Tan alejado de las zonas puramente turísticas, que resulta mucho más auténtico. Se agradece un simple paseo, tomar un café en alguna de sus dos cafeterías, echar un vistazo a las ponencias, a lo que hace la gente alrededor, os parecerá una tontería, pero uno se siente realmente acogido por la ciudad, no te sientes bienvenido, te sientes uno más. Puedes entrar, salir, escuchar, sentarte en alguna de las salas y ver un vídeo o simplemente descansar. Los niños tiene espacio, pueden correr, ir en bicicleta o patines, es un espacio tan amplio que es casi imposible que molesten.
Es como un ambiente más normal, más de barrio, donde ves hipsters claro, pero también niños en monopatín, gente aprendiendo a patinar en tres ruedas, señoras de esas que van cogidas del brazo en ganchete que lo mismo se apuntan a Tai chi que se ven un documental de cine sueco y que tan bien las describió Elvira Lindo en este artículo (muy recomendable). Las ciudades tan turísticas no dejan de tener un punto de impostura, de escenario, de decorado de película, pero por alguna razón, en este lugar realmente siento que estoy en Madrid.
Y como allí siempre pasa algo, te puedes encontrar con el día de la bici, con un ciclo de cine de diseño con mi documental favorito de los Eames :-), talleres para niños o adolescentes diferentes, con un concierto, ponencias sobre comics o hasta una guerra de zommbies :-).
O un agujero negro representado con piezas de deshecho
o una exposición de diseño español,
o fotos de la Agencia EFE que ya son historia.. ¿alguien reconoce a esta chica?"
Si queréis visitarlo está en la plaza de Legazpi, hay salida directa desde la M30 y además no suele ser difícil aparcar los fines de semana. También hay una parada de metro justo delante (Legazpi). Otra gran ventaja: desde aquí empieza Madrid Río, que se merece un post por sí mismo, y que es un paseo muy recomendable y otro ejemplo de cómo humanizar las ciudades sí que es posible.