Así, marcada desde pequeña, el tener un sitio reservado para coser era una prioridad para mí. Es el espacio de los sueños, donde duermen y se hacen realidad. Así que debe ser acogedor, limpio y confortable.
Mi Madre lo ha tenido en cuenta aún cambiando de casa. Presidido por la máquina de coser, dibujó el boceto de un armario de madera hasta el techo, preservando su espacio de costura. Yo examinaba con detenimiento la nueva ubicación para su máquina de coser, hasta que, oh horror, decidió cubrir tan preciado tesoro con un escueto trozo de tela que hacía caer estrepitosamente la magia de aquel momento. Fue en ese instante cuando me sentí en la obligación de hacerle una funda para su máquina.
En realidad, se trata de un proyecto muy sencillo, basado en tres rectángulos. Dos de ellos serán iguales (en adelante, A es el delantero y B es el posterior). El tercer rectángulo, de mayor longitud, servirá de unión entre los dos que son iguales (en adelante es C). El tamaño de los rectángulos dependerá de las dimensiones de la máquina de coser.
Situar el rectángulo B con el revés hacia arriba y unirlo por los laterales y la parte superior al rectángulo C. En tejidos con dibujo tener en cuenta que éste coincida, y hay que prestar más atención si se trata de un dibujo a rayas. Remallar y coser.
Para redondear las esquinas, girarlas provocando dos pliegues en los rectángulos A y B, sobre el rectángulo C.
Coser los laterales del rectángulo A y después unirlo al rectángulo C sólo por la parte superior. De esta forma, el rectángulo A se levantará completamente y dejará ver la máquina.
Para finalizar, remallar y coser todo el bajo por igual, teniendo en cuenta la altura de la máquina.
Así quedó la funda de la máquina de coser antes que la viera Mamá. ¡Era una sorpresa!
FELIZ DÍA DE LA MADRE
Si queréis ver más labores para el Día de la Madre se publicó una entrada especial.
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