Cuando entré en esta comunidad, ya había organizado un trabajo en grupo: un pañuelo para bordar sobre tul, dirigido por ella, por Noelia Morillo. Mediante videos cortos nos indica la elaboración de cada parte del patrón, en un entorno de sencillez eminentemente práctico. Tras escuchar cada efímera grabación, tus ojos buscan la aguja para comprobar que eres capaz de repetir tan precisa y a la vez escueta explicación.
El aprendizaje está asegurado, y se constata con el hecho que muchas encajeras que han acabado su pañuelo contactan con Noelia para adquirir el abanico a juego con el pañuelo, y bordarlo sin apoyo didáctico.
Quedé con ella en hacerlo y escribir sobre el grupo en este blog, pero las ideas se van pisando en el tiempo y, al final, se retrasan más de lo esperado.
Cambié algunas cosas, como el trabajar en plano, ya que sobre el rulo no me sentía cómoda, a pesar de que considero que es una forma muy práctica de bordar. Pero de este detalle aprendí a no guardar mi trabajo doblándolo, sino enrollándolo para no crearle pliegues al tul ni viciar al hilo ya bordado. Además, mis finales de vuelta no son como para dejarlos al aire, por lo que una cadeneta realizada con una aguja con punta corrige las formas de las figuras. Y así es el remate de mis primeros bordados en tul, aunque pretendo eliminar este adorno en mis futuros proyectos.
Todos los pañuelos que habían realizado las compañeras en el grupo eran blancos o beige, así que decidí darle un poco de fuerza al mío, bordándolo con hilo gris sobre tul negro. Para el festón del borde y para el contorno de las figuras elegí el tono de gris más oscuro, situando estas líneas en segundo plano. Cuando acabe el pañuelo, aumentaré este efecto repasando el contenido de las figuras con una piedra de ágata, simulando a como se pulen los rellenos en el encaje de Aleçon, aunque en ese caso se utiliza una pinza de bogavante.
Pero la aguja se quedó clavada en el tul, y el bordado bajo una tela para preservarlo del tiempo que pasaría sobre él. Sin embargo, la obligación de estar en casa de hace unos meses fue el momento perfecto para avanzar el trabajo. Y tanto avanzó que, al final, pude acabarlo, bajo la sombra de no tener hilo suficiente y la dificultad de no poder conseguir más.
Publiqué una foto desde la terraza cuando le dedicaba mi tiempo de nuevo, y creó bastante conversación. Ahora, os puedo enseñar un pañuelo con muchos novios y del que me siento bastante orgullosa, la verdad. No es el primero... ni lo último en tul.
Trabajando sobre un rulo.
Bordando en la terraza.
Festón de contorno en gris oscuro.
Recortando el borde con unas tijeras de Conchi Pérez.
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