A esta tela de punto en mini rayas rojas y blancas (Wally total, jejeje!) y puño en cuello y sisas, le añadí un gran 5 (su número favorito) con flex folie negro.
Todo iba bien, dibujar, cortar, situar... hasta que tocó planchar. En teoría eran 20 segundos, así que puse papel de horno, y con la plancha sin vapor empecé a contar. Antes del 15 retiré la plancha porque el olor a quemado se hizo notar; el transportador (ese plástico que luego hay que retirar) estaba fundido, retorciéndose y lleno de burbujas, y había estropeado el vinilo.
El trocito de abajo, que no había llegado a recibir el calor de la plancha, seguía despegado. En apenas 3 escasos segundos de plancha, estaba perfecto!!!
¿Véis los bordes con restos de transportador fundido?
Realmente el fallo fue mío por no probar primero en un retal, a ver qué tal se comportaba el vinilo con mi plancha.
Pensé tirar la prenda, pero me insitió mi hermana que la terminara, que apenas se notaba (de cerca sí se ve, de lejos la verdad es que no se aprecia).
Al final a ella le gustó, y además le quedaba perfecta!