Mi hijo escogió ser el bebé Potatoe, y aquí le tenéis con su disfraz.
Claro que lo más divertido es cambiar todas las piezas de sitio (y así tenemos un bebé Potatoe en versión picasiana).
El disfraz no tiene ninguna complicación: se trata de dos piezas cosidas por arriba y por los laterales en una tela gruesa especial para disfraces (en realidad se trata de rasete foamizado, por si tenéis interés en comprarla).
Uno de sus amigos vino a hacer el disfraz con nosotros, y se disfrazó de Sir Richard Potatoe, el tío inglés de la familia Potatoe.
Las dos piezas han de ser de esta forma:
Una vez cortadas, las cosemos por los laterales y los hombros.
Por último hacemos dos pinzas delante y dos detrás para dar volumen.
Para hacer las distintas partes de la cara hemos utilizado goma eva o foam, ya que tiene colores muy bonitos y se corta estupendamente.
Las distintas piezas llevan velcro adhesivo para unirlas al disfraz: ponemos tiras de velcro pegadas en el disfraz y en la cara posterior de las piezas de Foam o Goma Eva.
Las piezas formadas por dos o más partes, como los ojos o el chupete, están previamente pegadas con la pistola de silicona.
El monóculo de Sir Richard Potatoe está hecho con una base de goma eva rodeando un círculo de plástico.
Algunos detalles, como los dientes de Sir Richard o las marcas del biberón, están pintados con rotulador permanente.
Como podéis ver es un disfraz muy divertido para los niños, ya que pueden poner las piezas que quieran y cambiarlas de posición a su gusto.
Mi hijo se fabricó una nariz de cerdito porque le hacía mucha gracia poder intercambiarla (eso y poner el biberón en la oreja y demás frikadas).
Y aquí podéis ver a la familia Potatoe casi al completo (casi, porque he perdido a un participante para la foto; ha sido prácticamente imposible mantenerlos quietos el tiempo suficiente).
Aunque esta vez no han ganado ningún premio (el nivel de sus compañeros ha subido muchísimo) es uno de los disfraces más divertidos que hemos hecho, así que ha merecido la pena (se lo han pasado tan bien que no han dado ninguna importancia a no haber ganado).