Para hablar sobre los moldes del jabón hay que hacer una distinción principal. No es lo mismo el molde para jabón de glicerina que para el resto de los jabones.
Existe toda una gama de moldes artísticos para glicerina que en mucho casos no sirven para los jabones procesados en frío. Además algunos materiales, como el látex, se deterioran por la causticidad del jabón recién mezclado.
Lo más importante es que si es un molde con forma debe ser más blando que el propio jabón. Sino resulta prácticamente imposible sacarlo. Pero vayamos por partes.
Los jabones procesados en frío suelen tardar algunos días en solidificar y, dependiendo de los ingredientes, resultarán más duros o más blandos. Generalmente cuanto más duros más fácilmente desmoldan.
Con los jabones en frío los moldes de plástico suelen crear vacío con las paredes del jabón y éste tiene que estar suficientemente duro para que no se rompa. Los jabones de glicerina no suelen provocar ningún problema con estos moldes.
Para lotes grades que después se van a cortar en pastillas, lo ideal es un molde rígido que vaya forrado. Ese forro puede ser de papel de horno, de láminas de teflón o de plástico de forrar libros. En ese caso, el jabón sale sin ningún problema del molde. También si el lote es grande, si se va a dejar en el molde durante algún tiempo y este es de plástico, no necesitaría forro ya que al endurecer se podría sacar del molde sin dificultad. La adición de un poco de sal al jabón (menos de un 1% del total del peso) facilita el desmoldado siempre.
Los moldes de silicona ofrecen una buena alternativa a los demás ya que es un material que soporta bien la causticidad y además es extremadamente flexible. Existe toda una gama para repostería que se puede adaptar sin dificultad a nuestros fines jaboneros.
Por último, los moldes reciclados son una alternativa muy barata y variada.
Se trata simplemente de encontrar entre todos los envoltorios de los productos que consumimos, algunos que se adecuen a la forma que nos guste. Siguiendo las indicaciones anteriores nos pueden servir perfectamente. Así el fondo de una botella de agua mineral, el recipiente de un queso de burgos, el tapón del bote de nata o cualquier otro nos producirá jabones con formas variadas en interesantes.
En ocasiones, para facilitar la operación de sacarlo, meto en el congelador el jabón. Luego mojo el molde por fuera con agua calentita y así lo consigo.
También un poco de sal facilita el desmoldado pero hay que tener cuidado porque con solo un poquito más el jabón se corta.
Fuente: Mendru.