En alguna ocasión os he comentado que yo de crochet no tengo mucha idea, la verdad. Que todo lo que he ido aprendiendo ha sido de forma absolutamente autodidacta, viendo vídeos en YouTube. Y claro, soy bastante limitada en cuanto a repertorio crochetil se refiere. Pero había una cosa que llevaba viendo hace ya tiempo por mis paseos por los distintos blogs y páginas de cosas bonitas que sigo que me tenia enamorada. ¿No habéis visto, ahora que tan de moda están los cupcakes, las versiones tan monas que hay realizadas en plan amigurumi?
Pues a mi me enamoraron desde la primera vez que los vi y decidí que en cuanto encontrase un ratillo tenía que probar a hacer el mío. Y hace unos días, cogí mis hilos y me puse. Y además, así del tirón, sin ver vídeos, ni patrones ni nada. Se ve que tenía ya la imagen en la cabeza y me puse y fue saliendo solo. Lo cierto es que no tiene ninguna complicación, es una labor muy sencilla, que cualquiera que tenga unas leves nociones de crochet puede hacer.
Una vez hecha la labor de crochet, sólo quedó decorarlo con abalorios para darle un toque final y rematarlo con una guinda también de crochet.
Y así es como quedó:
Ahora sólo tengo que pensar si voy a darle alguna utilidad o simplemente será un dulce adorno ;-). La idea inicial cuando lo hice fue pensando que fuese un colgante. Pero ha quedado más grande de lo que esperaba, así que igual lo convierto en un llavero o se lo quedan mis hijos para jugar con él a las cocinitas. Tengo en marcha otro más pequeñito, que creo que si podrá servir como colgante. Si en algún momento lo termino, prometo enseñarlo ;-).
Espero que os haya gustado. Yo creo que ha quedado "de dulce", jeje.
Besos y hasta la próxima entrada.