Escultura Dedal - Toronto (Canadá)
Que noooo... que coser sin dedal NO es de guarras.
Se presupone que el origen del dedal fue parejo al de la aguja, pero la realidad es que las primeras evidencias arqueológicas de un dedal datan del siglo X. Haciéndose su uso extensivo al resto del mundo en el siglo XIV. Así que si ha sobrevivido más 1000 años debe ser porque es útil, ¿no?
El dedal no tiene otra función que la de empujar la aguja al coser. Y creedme, por mucho que os hagáis las fuertes, acaba haciendo falta. Es incómodo, perdemos sensibilidad y además tenemos que llevar las uñas cortas, pero la verdad que hace la costura mucho más cómoda. Reconozco que cuando recién empezaba yo era de las de "bah, a mí no me hace falta dedal". Pero claro, yo ya era hija de la máquina de coser y pocas puntadas daba a mano. Pero cuando te metes en el meollo, te das cuenta de que la aguja... duele.
Usar o no dedal es una cuestión solamente personal. No coses mejor o peor, pero sí con menos sufrimiento. No lo voy a negar, si tengo que coser un botón o dar cuatro puntadas, ni lo busco. Pero si me planteo una costura que me dure más de 5 minutos a mano, ya lo tengo que usar. Mi consejo es que le deis una oportunidad. Pero larga, al principio cuesta acostumbrarse, pero al final acabaréis por necesitarlo.
Hay una actividad por excelencia de la que no cabe duda que lo necesitamos: el acolchado a mano. Es IMPOSIBLE acolchar sin un dedal. Pero estos dedales son especiales. Ni os planteéis abordar esta tarea sin un dedal... de verdad. Es imposible.
Aparte de que todos me parecen una monada, yo soy una fiel defensora de los dedales de silicona. Me parecen los más prácticos y cómodos. Estos son los míos ¿y los vuestros?
Un abrazo!
Bicha
http://admsanrafael.blogspot.com
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