Al ver todas las maletas de cuando mi tío abuelo "hizo las americas" me entraron ganas de utilizarlas en alguna de mis fiestas. Tenía que buscar un tema que remontara a finales del siglo XIX.
¡Un Cumpleaños en el Orient Express!, con ese misterio y lujo me pareció una idea genial.
Y de todo ello salió lo siguiente…
Lo primero, una invitación, que no podía ser otra cosa que un billete para el lujoso viaje a bordo del tren Orient Express. La invitación la diseñé yo y la imprimí en papel craft troquelando las esquinas.
Pero iba a ser el cumpleaños de mi hija que cumplía 7 años y no dejaba de ser una fiesta infantil. No le iba a gustar mucho un cumple oscuro y "viejo". Así que decidí mezclarlo con algo más alegre y romántico en tonos verdes y lilas. Colores que nunca había utilizado antes y que también tenía ganas de combinar.
Para decorar la mesa y el fondo hice unos pompones, borlas y una guirnalda de papel de la que colgué en un lazo de tul un banderín de periódico, una blonda, washi tape, una foto de Martina en blanco y negro… Una guirnalda hecha sin pensarlo mucho y con lo que tenía por ahí. Y quedó muy resultona. A veces es mejor no pensárselo mucho.
Todo muy a juego. Los platos, las servilletas, los tenedores… y las pajitas en verde mint.
Para que los niños pudieran jugar integrándose en la época, puse como atrezzo algunos de los objetos que traje de mi casa del Valle (los más susceptibles de no deteriorarse claro, dado que la gran mayoría son verdaderas antiguedades).
Para preparar la fiesta, los niños ayudaron a crear un mejor ambiente, pintando y simulando el interior de un vagón con sus ventanas, cortinas, maletas dibujadas y lo que pretendía ser una mesa de tren. Los niños y su imaginación creían estar a bordo del tren cruzando las verdes praderas de Austria.
Entre otras cosas una sombrilla parasol del año 1926, y una raqueta de tenis también de esos años, de cuando mi abuelo veraneaba en Deba. Un juego de té de porcelana inglesa, tetera de plata también antiquisíma. Unas maletas y una sombrerera con pegatinas y etiquetas que muestran los lugares y hoteles del mundo que han recorrido.
Y todo ello “con V de vuelta”, como me dice mi madre. En cuanto terminó la fiesta volvieron al camarote.
Sombreros de mi abuela solo traje uno porque me daba mucha pena que se estropearan, entre tanto niño nunca se sabe…
He reutilizado una vez más la tienda de cartón de Ikea de 9,99???. Está más que amortizada. Pasó de ser una Patisserie en la fiesta de Verano en la Costa Azul, a servir ahora de puesto de venta de billetes para el Orient Express.
Para los padres, Champagne, pero tratándose de un cumpleaños de “cierto lujo” para niños, ellos también se merecían alguna que otra delicatessen. Como este Caviar Dulce que me inventé. ¿sabéis lo que es? las bolitas de las moras de gominola metidas en una caja de metal. ¿A que da el pego?
Unas copas que llevaban varias capas: galleta oreo triturada en el fondo, malvaviscos, chocolate líquido, cereales triturados, perlitas de chocolate, nata montada, más malvaviscos y para rematar y adornar (por si fuera poco) una onza de chocolate y galletitas. Nadie pudo tomarse una entera, evidentemente.
Mi ya clásico Shortcake (por si no lo habéis visto tengo la receta en este post de aquí) esta vez con un frosting de color lila por encima.
Mi nueva adquisición eran dos expendedores. Uno de cereales, que lo tengo en la cocina para el desayuno y lo saqué a la mesa porque a los niños les encanta servirse ellos solos. Y el otro que contenía un “líquido verde” que todos quisieron probar. Ese líquido no era más que limonada de lima.
Y como nunca faltan en las fiestas infantiles, tarros con chuches de colores verdes, blancos y morados.
Hice otras manualidades más para esta fiesta malva y verde. Pinté unas botellas con chalk paint (pintura a la tiza). También con esta pintura pinté unos tiestos para las hortensias secas y el caballete sobre el que apoye un cuadro scrap con el nombre de mi hija. Aún no sé que hacer con este cuadro, es grande pero me da pena tirarlo. También forré una mini cómoda de cajones de Ikea con cola y un papel de seda de toile de jouy verde que me encanta. En los cajones metí collares de perlas (estos sí son falsos).
El cuadro scrap esta hecho sobre foam forrado con otro papel de seda con dibujo de puntilla. Las letras de madera pegadas al igual que el resto de adornos, cromos, etiquetas etc.. El marco lo hice con un embellecedor de escayola.
La tarta esta vez no la hice yo y, como en otras ocasiones, Marta de Duke Cakes calcó mi idea. Le pedí algo muy romántico con ondas o pliegues y con flores. Dicho y hecho.
Para todas las niñas había hecho unas cintas para la cabeza, muy de los años 20. Era una goma elástica con una pequeña flor de tul.
También preparé una piñata muy sencilla de cartulina con forma del sombrero de revisor de tren. Las cajas para recoger las cositas de la piñata son de la nueva tienda de golosinas BigBox St. y me venían fenomenal por el color.
Los niños se lo pasan bien en cualquier sitio. Pero más si les ponemos actividades y juegos para que ellos libremente las disfruten.
Para la fiesta quisimos recrear el interior de un tren. Resultó muy divertido hacerlo y disfrutarlo.
Como en todas mis fiestas me gusta hacer algún jueguecito para los nños. Una fiesta en el Orient Express tenía que tener un juego con misterio, a lo Agatha Chirstie.
Alguno de los invitados presentes había robado todos los regalitos de los niños y tenían que averiguar quien era. Para ello les dí unas tablas con las fotos y nombres de todos para ir descartando mientras me hacían las preguntas como en el juego Quién es Quién?- “¿lleva gafas?” “¿tiene sombrero?”. Podía ser cualquiera de ellos.
El autor del hurto fue papá y tuvo que dar algunas pistas para encontrar el botín. ¿adivináis donde estaban escondidos los regalos? Pues sí, en una de las maletas.
Podría contaros más e incluir más fotos, pero creo que la longitud de este post se está extendiendo por demás.
Así que solo me queda dejaros con algunas imagenes y video del “Making of” de esta fiesta.
Os dejo este link de youtube para que veáis en 2 minutos lo que fue preparación de esta fiesta en el Orient Express.
Y para terminar no tengo por más que agradecer a mi querida Ainara Q. por su ayuda. Que en periodos de vacaciones le hago trabajar demasiado. ¡En cuanto termines la carrera te vienes a Madrid, que tengo muchos planes compañera!!
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