En Navidad nos llenamos la boca con muchas palabras. Palabras bonitas que a lo mejor en otras épocas del año no usamos tanto. Y una de las más habituales, que sale hasta en el anuncio de la lotería, es compartir.
No seré yo quien haga una sesuda disertación sobre el significado de la palabra compartir, pero lo que sí que tengo muy claro es que compartir no es consumir desmesuradamente ni añadir nombres a la lista de personas para las que pides regalo a Papá Noel o los Reyes Magos.
Compartir es más bien pensar en la gente que tienes a tu alrededor y dedicarles tiempo. Puede ser invitándolos a tu noche de cine navideño con chocolate caliente o quedando con ellos para ir a patinar sobre hielo. Pero también puede ser preparándoles un detalle con las manos, un regalito casero (unas galletas, una hogaza de pan, una bufanda) hecho con cariño y sin esperar nada a cambio.
Y por eso, en las 24 ideas para Navidad me encanta pensar en cosas para regalar, en detalles para compartir con los demás. En pasarte una tarde horneando galletas de todo tipo con los niños o con tus mejores amigas y preparar paquetitos para todos los vecinos. O preparar adornos de Navidad o tarjetas caseras y dejarlos en la plaza para que los encuentre cualquiera. O dejar unas estrellitas de madera talladas por ti en la bandejita de la cuenta en tu bar favorito.
Este año hemos hecho cubretazas navideños de ganchillo. Tazas que se van a convertir en un regalo para las maestras de los pompones rellenas de galletitas caseras e infusión navideña.
Es un proyecto fácil y agradecido que se termina en un par de horas y queda muy bonito. Venga, que te cuento cómo hacerlo.Necesitas:
Hilo de algodón en tres colores (navideños o no, eso depende de ti), aguja de ganchillo del 3 o 3,5 (el que te resulte más cómodo; yo lo he hecho con un tres), aguja lanera, aguja e hilo de bordar, dos botones, una taza (lo más recta posible).
Lo primero que tienes que hacer es una cadeneta con uno de los colores. Tienes que tener un número de cadenetas divisible por 3 más uno. Compara la cadeneta con el lado de tu taza, en vertical. Recuerda que no tiene que cubrirla del todo, porque si no, no podrías beber sin comerte la funda al mismo tiempo.
Yo he montado 19 cadenetas (18, que es divisible entre tres, más una).
Haz una cadeneta más para ganar altura y dos puntos bajos en la cadeneta 19. Luego haz una cadeneta, salta dos puntos y haz tres puntos bajos en la cadeneta 16.
Es decir, se trata de hacer todo el rato tres puntos bajos y una cadeneta. Los puntos bajos los harás cada tres puntos, dejando dos puntos vacíos entre grupos de puntos bajos.
Cuando llegues al final, habrás trabajado toda la cadeneta inicial.
Cambia de color, pero sin cortar el hilo del color anterior. Esto es súper importante, vamos a trabajar con los tres colores sin cortar ningún hilo hasta el final.
Mi segundo color es el rojo.
Ahora vamos a trabajar en los huecos que quedan entre los grupos de tres puntos bajos. Para hacerlo, trabajaremos primero tres cadenetas y luego tres puntos bajos en el hueco que queda entre los racimos blancos.
Lo trabajamos hasta el final. Cuando lleguemos al final de la vuelta haremos un punto bajo en el primer punto del racimo del color anterior.
Sin cortar el hilo añadimos el tercer color. Lo trabajamos en los huecos entre los racimos nuevamente. Esta vez no hay que hacer tres cadenetas, porque tenemos el hueco justo al lado, así que solo tenemos que subir una cadeneta y empezar a trabajar en los huecos.
Al llegar al final de la vuelta, cambiaremos de color. No nos tenemos que acordar del orden, porque siempre cogeremos el hilo que nos esté esperando a ese lado. En este caso, recuperamos el blanco.
Trabaja así constantemente hasta que tengas el largo necesario para cubrir la taza, dejando el asa sin cubrir.
En esa última vuelta, en lugar de cambiar el color, haz una segunda pasada con el mismo, pero haciendo un punto bajo en cada punto.
Decide la posición de los botones según la colocación de tu asa. Prepara las lazadas para atar el botón haciendo veinte cadenetas y volviendo a cerrarlas en el punto siguiente. Ojo, si tu asa es muy fina, quizás quieras hacer menos cadenetas. Puedes hacer un poco de prueba y error hasta estar contenta con el resultado.
Acaba la vuelta y cierra el cubretazas. Solo te queda esconder los hilos con una aguja lanera y añadir los botones con la aguja y el hilo de bordar.
Abriga bien la taza, llénala de tesoros (moneditas de chocolate, bastones de caramelo, galletas caseras o incluso unos guantes, una tarjeta o un adorno para el árbol) y déjala en el buzón, en la puerta de casa o en la mesa de alguien a quien quieras mucho. Tú decides si le dices que se la has hecho tú o no.