La respuesta es realmente sencilla: antes de talar un árbol, hay que saber lo que es un hacha, y eso es lo que vamos a hacer ahora: antes de hacer el remachado final del colgante, es de rigor que nos familiaricemos con las herramientas que vamos a necesitar, pues no son de las que usamos cada día ( a no ser que nos dediquemos a esto).
Ya las habías visto la vez anterior, pero, de nuevo, aquí están:
Estos "tres mosqueteros" míos seguramente tienen, cada uno, un nombre profesional, pero admito que lo desconozco.
Para facilitarnos las cosas, los llamaré, de izquierda a derecha, alicates, tenacillas y tenazas de cortar. Se suelen vender en tiendas especializadas en abastecimiento de materiales para bisutería y suelen ir en algún pequeño maletín o estuche, donde, por lo general, encontraréis otras ( el estuche que yo compré lleva 6).
Algunas de ellas (como en el caso de los alicates) tienen parientes próximos en el mundo de las herramientas para bricolaje, pero su ventaja es que su precisión, al ser su tamaño mucho más reducido y adaptado a las necesidades del oficio.
En caso de que tengáis pensado comprar material de este tipo, os aconsejo que adquiráis herramientas de buena calidad (consultad con el vendedor en primer lugar), pues -muy especialmente si tenéis pensado hacer trabajos de bisutería con cierta frecuencia-, haréis una excelente inversión que emplearéis muy a menudo y que no se romperá a la primera de cambio.
Una vez dicho esto, ha llegado el momento de explicar un paso más del tutorial dando a conocer al primero de nuestros mosqueteros invitados, esto es, los alicates: nos hallamos en el momento en que, tras ensartar todas las cuentas que queríamos en una varilla metálica, nos sobra un trozo de la misma...¿qué hacer?
Doblar el sobrante
Tal como podemos ver en la secuencia mostrada arriba, cogemos los alicates, agarramos la varilla metálica por el sobrante, un poco más arriba de donde termina nuestra obra de arte y, con cuidado, la doblamos. El resultado es lo que podéis ver en la tercera de las tres fotos mostradas.
¿Paso siguente?
Cortamos el sobrante
Tal que así. Para ello necesitaremos los alicates de cortar, muy útiles. Casi no tendréis que hacer ningún esfuerzo.
¿Cuánto cortar? Yo suelo dejar entre 1 o 0,5 cm de varilla; mi consejo es que, si dudáis, mejor dejar un centímetro entero. Con el tiempo, la práctica os dirá si cortar más.
¿Qué hacemos ahora?
Formamos una anilla
Para conseguir que el pedacito de varilla que hemos dejado se convierta en una anilla, necesitaremos las tenacillas. Son parecidas a los alicates, pero los extremos son redondos, no pensados para agarrar, sino para modelar...¡como las tenacillas de rizar el pelo!
Para conseguir la anilla deberéis prestar atención a las fotografías siguientes: observad muy especialmente la posición de mi mano.
¿Dónde está el secreto?
1) Agarramos las tenacillas como si agarráramos el manillar de una motocicleta.
2) El sobrante de la varilla, (el pitorro, o como queráis llamarlo), debe de estar mirando hacia vosotros (¡muy importante!)
3)Ahora moveremos nuestra muñeca de adelante hacia atrás, como si le estuviéramos dándole al acelerador (o al gas) a nuestra moto imaginaria (Vamos, seguro que habéis visto alguna peli donde salen motociclistas dándole a la acelerador parados ante un semáforo...¡bruuum, bruuum!...con la mano bien agarrada al manillar mueven la muñeca...¡de adelante hacia atrás!)
4) Y en ese proceso tan curioso, aparece...¡la anilla por la cual colgará nuestro, nunca mejor dicho, colgante!
Sí, es cierto; la primera vez que hagáis esto la anilla tendrá, probablemente un aspecto que deje que desear (aunque la podréis usar de todos modos). Pero con un poco de práctica os saldrán unas anillas redonditas y preciosas. ¡No perdáis la paciencia y la fe y podéis hacer todo lo que os propongáis!
Y ya está: vuestro colgante está hecho y listo para ser usado con una cadena o cordón de vuestra elección.
¡Gracias por leerme una vez más, y buenas inspiraciones a todos!