Puedes encontrar estos simpáticos accesorios en muchas tiendas, que ofrecen modelos con todo tipo de acabados. Y el que nos interesa a nosotras es precisamente el que no tiene ningún adorno, y se vende en madera cruda, listo para dejar volar nuestra fantasía haciendo algo personal, que además encaje bien en la decoración de la entrada.
Los materiales que utilizaremos: en primer lugar un tinte acrílico de tono pastel en color verde, después un barniz craquelador y un producto especial para crear un poco de relieve.
Rebajamos con agua el tinte, para aligerar el tono, y comenzamos a pintar el armarito. Antes le hemos quitado el panel trasero, para que pueda albergar la alarma.
Utilizamos un pincel plano, de un tamaño adecuado a las medidas del armarito. En dos minutos lo dejamos preparado para la siguiente fase.
El tinte seca con rapidez, y pronto podemos pegar con cola unas bellas ilustraciones. Es conveniente empezar siempre por la de mayor tamaño.
Hemos añadido una orla de pequeñas florecillas, y seguidamente cubrimos cada silueta con la cola especial para dar relieve. Aunque el pincel puede enjuagarse después, es preferible aplicar este producto con un pincel viejo, o de menor calidad.
Viene ahora la aplicación final con un barniz craquelador, técnica que dará un roto muy suave, casi un esmerilado, a la imprimación de relieve.
Aquí vemos el panel que deseamos ocultar con nuestro armarito, que ha quedado francamente bien. Como vemos, la zona de alarma ha sido aún más afeada con los agujeros que ocupaba el modelo anterior.
Una vez colocado el adorno, no queda rastro del feo panel ni de los agujeros que le acompañan. Para que la apertura de la puertecilla sea cómoda, hemos realizado la colocación en la pared sin taladros ni fijaciones, sino con adhesivo de montaje. Nos atrevemos a calificar nuestra labor de pequeño éxito, muy entretenido y de agradable resultado.