Y hablando de distintos lugares y países, hoy traigo un colgante que regalaron unos jóvenes a una compañera italiana que pasó una temporada aquí estudiando. Querían un colgante que le recordara a estas tierras, y para eso utilicé uno de los símbolos que más de una vez os he enseñado: el lauburu. Su nombre significa "cuatro cabezas", en euskera, y es símbolo del sol, del fuego, de protección... No se sabe del todo su origen, aunque parece ser muy antiguo. E incluso puede verse unas veces orientado a la derecha y otras, a la izquierda. Hay quien opina que girando hacia la derecha, como lo hace el sol, simboliza la vida, y al revés, ... la muerte. Yo hice alguno orientado a la izquierda antes de saber estas teorías... a partir de entonces lo pongo siempre hacia la derecha.
Bueno, y tras esto que te he contado, igual pasamos a ver cómo lo hice, no? Lo iba a hacer con arcilla de secado al aire, para moldear una forma circular y marcar en ella el lauburu. Para ello eché mano de algún colgante de plata, pero tan pequeño que no quedaba bien ni se reconocía. Así que, ni corta ni perezosa, decidí hacerme mi propio sello. Tenía comprado un kit de lo más sencillo para carvado y era el momento de estrenarlo.
Calqué el dibujo en papel "cebolla" y lo pasé a la goma para carvar.
Con las herramientas que venían empecé a excarvar alrededor de la figura, quitando la capa rosa y llegando hasta la verde inferior. Tampoco necesitaba un resultado excesivamente nítido, así que las imperfecciones que me quedaron en las curvas las di por buenas,
Como se ve, hice bastantes pruebas, con bastantes figuras y formas de pintar, hasta que me quedé sólo con uno que di por definitivo. Presioné el sello sobre la arcilla todavía blanda y a secar.
Con un palillo, un agujero para colgarlo.
Y a pintar: base, en marrón.
Craquelador de un paso, y pintura color "blanco antiguo". Así, al craquelar ésta, saldrían por las grietas los tonos marrones de la base.
Elegido el definitivo, barniz cerámico para proteger. Le hice un colgante con cordón negro encerado y coloqué fieltro en la parte trasera para que no rozara con la piel. Para el cordón, pegué unos terminales en tubo y, abriendo y cerrando argollas, puse un cierre de tipo "mosquetón", además de una pieza para enganchar el colgante al cordón. ¡Y aquí el resultado final!
Me consta que a la joven le gustó mucho y lo utiliza habitualmente. ¿A ti te ha gustado? ¿Qué otras figuras pondrías en un colgante de este tipo? Estaré encantada de que me lo cuentes en los comentarios.
Me llevo este colgante hacia esos lugares en los que empiezan a pasar frío, como nos suele contar Marce, y sus Findes frugales. Y más cerquita de aquí, al Viernes handmade de Jen, de Little Kimono. ¡Vamos a ver cuántas cosas bonitas hay este fin de semana!