Fue un 15 de febrero, tras la finalización de un proyecto en el trabajo que me había consumido tanto que necesitaba una válvula de escape. Y qué mejor que un blog, un rincón donde mostrar las cositas que hacía por las noches para desintoxicarme del trabajo.
El nombre de "A la búsqueda de cosas bonitas" surgió porque en frente de mi oficina hay una tienda de Laura Ashley, y muchos días, a la hora de comer, me iba a mirar el escaparate, o entraba simplemente por ver esas cosas tan bonitas que me hacían olvidar el estrés. Me sentía como Holly cuando entraba en Tiffany"s: allí nada malo podía pasar... Reconozco que en cualquier joyería me pasa lo mismo, pero le duele más al bolsillo.
Así empezaba la primera entrada:
"Porque las cosas bonitas me alegran la vida... Porque lo útil puede ser hermoso, y porque lo bello, puede ser útil."
Y sigo pensando igual. Es lo que dijo William Morris:
No se trata de que nuestras casas parezcan salidas de una revista de decoración, pero hay muchas cosas que sólo por su belleza, nos las traemos y las colocamos en un rinconcito sólo por el placer que nos produce mirarlas. Y remirarlas. Y volverlas a mirar desde otro ángulo...
Porque este mundo de la costura, de las manualidades, del bordado, del patchwork hace que además de relajarnos mientras tenemos las manos (y la cabeza ocupadas) llenemos nuestras casa de cosas preciosas, de las cosas que nos gustan, y que a veces, son también útiles.
Y sacamos tiempo de donde sea, porque...
Así que seguiré este fin de semana ordenando los cajones de la cocina, desechando todo lo que no sea útil, que tenemos nuevo reto en "Se acabó el desorden"... Bordando para unos adornos de mi dormitorio (el siguiente objetivo) y preparando objetos que me han "suplicado" que les ponga un transfer...
Feliz fin de semana!
Fuente: este post proviene de A la búsqueda de cosas bonitas, donde puedes consultar el contenido original.
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