Ahora la hemos practica en nuestros encuentros de manualidades semanales y cada una la ha hecho en un soporte distinto.
Esta vez he utilizado un servilletero de bar y un lata para transformarlas de esta manera.
Para las que no sepáis cómo se hace, es muy fácil.
Cogéis un trozo de papel de seda y lo arrugáis mucho haciendo una pelota. Después lo estiráis y lo pegáis con cola blanca al soporte elegido dejando que se noten las arrugas.
Una vez seco, pintamos con un lápiz la composición que queramos. Yo he querido que parecieran forrados de recortes de cuero.
Cada trozo lo pintamos con acrílicas de los colores que queramos, sin que quede el color demasiado uniforme (unas zonas más claras y otras más oscuras está bien).
Al secarse ya podemos empezar a pintar las "puntadas" con un rotulador negro permanente o un pincel y acrílica, y después toca pintar "los hilos" que sujetan cada "trozo de cuero" con un rotulador blanco.
Y ya lo tenéis.
Para proteger el trabajo, se puede envejecer con una pátina de betún de judea con cera, o bien barnizarlo.