Después de unos días descolocada, nada mejor que volver a mis labores, me meto en muchos líos y así la cabeza no se para donde no debe.
Cuesta un poco y no ayuda tanto papeleo como hay que hacer, pero es el sistema y no he encontrado ningún sitio donde aislarme del sistema, bueno, mi cuarto de labores.
Es mi isla mágica.
Me gusta reciclar, siempre lo he hecho y no es ahora por la crisis, quizá porque le veía a mi madre, guardar cosas,aprovechar todo, botones, hebillas, cremalleras, es lo que tiene vivir en un pueblo y sin los medios de comunicacion de ahora, o guardas o cuando necesitas algo no lo tienes .
Recuerdo un arcón enorme siempre lleno de trapos, y ropas a las que darles otras oportunidades, aunque tambien era nuesta fuente de disfraces.
Esta vez es un jersey que lo tejí y nunca me lo puse, así que me daba pena tirarlo, ha estado guardado mucho tiempo, pero llego internet y nos soluciona cualquier cosa.
En este caso, como estirar la lana con vapor, lo encontré por ahí, con la vieja olla exprés, (que no he tirado, aunque tenga una más rápida), un alambrito y según sale el vapor se pasa la lana, cuesta un poco, (va, una tarde) pero merece la pena porque queda esponjosa y lisa, lista para tejerla de nuevo.
Así ha quedado la chaqueta, ahora que se llevan este tipo de chaquetas, todo un acierto.
Unos retalitos, unas pruebas de unos bordados, un tapetito de ganchillo y unas fundas para el teléfono, con una anilla para poder llevarlo colgado, que a veces, es un drama buscar el teléfono en el bolso.o incluso oirlo cuando suena.