Salimos de allí con ilusión y en casa damos los primeros brochazos con un micropensamiento en la cabeza “espero-no-cargarme-el-mueble“.
Pero una vez pintado, irremediablemente, nos enamora el resultado. Y siempre, siempre, siempre, repetimos. Es lo que tiene esta pintura, que engancha.
Normalmente, en el mercado encontramos multitud de colores, pero no siempre, los tonos nos encajan. Es por eso, que quiero mostraros cómo podéis conseguir vuestros propios colores y es que las chalk paint, ¡se pueden mezclar!
He de confesaros, que trabajando en esta entrada, me he enamorado de los tonos verdes. No es un color que use mucho, pero no sabéis ¡la de tonos bonitos que salen en las mezclas!
A tener en cuenta
Estas son algunas recomendaciones para conseguir aprovechar al máximo las pinturas.
Antes de empezar a mezclar, calcularemos a groso modo, la cantidad que necesitamos conseguir, para no quedarnos cortos.
Utilizar tarros de cristal con tapa es buena idea. Son higiénicos y además nos permitirá guardar la mezcla para futuros usos.
Anotaremos en una etiqueta en cada tarro, las pinturas y cantidades que hemos usado para conseguir ese tono. Esto nos facilitará crear más cantidad en un futuro.
Si nos sobra pintura, no hay problema. Se conserva bien, siempre que esté guardada en botes cerrados.
A veces, necesitaremos usar simplemente gotas de una de las pintura. Utilizaremos una cucharilla o espátula para no pasarnos con las cantidades.
Como básicos para trabajar tendremos en casa colores: blanco, negro, rojo, azul y amarillo.
Conseguir pasteles, azul y rosa
Si queremos bajar tonos, o modificar ligeramente el color, usaremos una base de blanco y muy poca cantidad de otra pintura con color intenso. Así, conseguimos un rosa y azul pasteles, ideal para el cuarto de un bebé.
Conseguir un gris, el nuevo negro
Si no tenemos gris, pero sí tenemos negro y blanco, es fácil. Con una base de blanco, vamos incorporando gotas de color negro, hasta conseguir el gris que buscamos. Los grises, combinan muy bien y dan un aspecto más suave a la decoración que el negro por lo que son muy fáciles de integrar en distintas tendencias decorativas. ¡Probadlo!
Conseguir tonos morados
Con esta mezcla se puede jugar bastante. Dependiendo de las intensidades del rojo y el azul, obtendremos morados más claros tirando a lila o morados más oscuros.
Conseguir tonos verdes
Con esta mezcla, vamos a poder conseguir todos los verdes de la naturaleza. Dependemos de la intensidad del azul y el amarillo y de sus cantidades. Si usamos una base de amarillo y añadimos poco de azul obtenemos verdes mint.
Si, por el contrario, usamos una base de azul y añadimos poco a poco, el amarillo, vamos a conseguir una gran variedad de tonos verdes más naturales.
Conseguir salmón y melocotón
Si usamos una base de amarillo y vamos aplicando un rojo, conseguiremos tonos salmón y melocotón muy fáciles de integrar en la decoración. Los colores que consigamos serán más anaranjados cuanto más claro sea el rojo que usemos.
Conseguir un verde oliva
Este color se aprecia fatal en la foto. Al mezclar una base de amarillo con muy poco negro, conseguimos un verde apagado que podría similarse al tono”verde oliva”, pero os invito a probarlo, porque la foto no le hace justicia. En la última foto, se pueden apreciar mejor los dos tonos oliva al final de la imagen.
Espero que os sirva de ayuda. Si tenéis alguna duda, podéis escribirme a nopuedoestarquieta@gmail.com
Más en Instagram y Facebook.