Pasión por el diseño
A Rafa siempre le ha gustado crear con las manos: “de chaval, mi sueño era llegar a ser inventor; cogía las piezas de mis juguetes y las combinaba de mil maneras, añadía otras moldeadas por mí y dibujaba fondos, escenarios y personajes. Cuando llegó el momento de decidir mis estudios, la primera opción fue la ingeniería industrial, pero no tardé en darme cuenta de que lo que más me interesaba de la carrera era la parte creativa. Cogí mis cosas, dejé la carrera y me planté en Barcelona con la intención de centrarme en mi vocación: poco tiempo después ingresé en la Escuela Elisava para estudiar diseño de productos”.
Tras algunos trabajos en estudios de diseño que compaginaba con la creación de sus propios proyectos a pequeña escala, llegó el momento de dar el gran salto y fundar su propio estudio de diseño. Así nació Oitenta, con la filosofía de conjugar función, forma y emoción en objetos que surgen de la combinación de la búsqueda de la utilidad sin renunciar a la estética. “Los materiales naturales tienen una belleza especial. Hay que escucharlos, aprender a trabajar con ellos y no contra ellos, y entender que la eficiencia tiene que ser una herramienta al servicio de la sostenibilidad”.
Creatividad y personalización
Oitenta renuncia a la producción masiva y a la venta al por mayor en aras de una relación personal y directa con el comprador, que se convierte también en partícipe de todos los procesos. “La experiencia me ha demostrado que un proyecto funciona mejor cuando “se establece una conexión emocional con el cliente”, comenta Rafa. Y es que a veces llega un momento en el que saber decir que no a determinados proyectos es casi tan importante como encontrar nuevas oportunidades. Como explica en una charla la escritora y psicóloga Maria Konnikova, “la confianza es nuestro estado natural”, y puede que la propuesta que tengamos enfrente no esconda las mejores intenciones. Cuando algo parece demasiado bueno para ser cierto, lo más frecuente es que no lo sea; “me he llevado algún que otro palo persiguiendo lecheras imposibles”, advierte Rafael.
En el catálogo de Oitenta encontramos una gran diversidad de productos, desde mobiliario a iluminación, pasando por soportes para smartphones y tablets, percheros, estanterías “Las ideas no entienden de tamaño. Pequeños objetos pueden ser la solución para grandes problemas”, nos dice su fundador. Una vez se enciende la bombilla, llega el momento de entrar al taller. Aquí es donde vuelve a aparecer ese espíritu primigenio de búsqueda y experimentación con las manos, explorando las posibilidades de cada tipo de material hasta que aparece la forma correcta.
Es precisamente en este diálogo con la materia prima -madera, fundamentalmente donde Oitenta ha encontrado su elemento diferenciador. La experimentación es imprescindible para comprender y profundizar las posibilidades del material y para alejarse de sus limitaciones. “A esto me refiero cuando hablo de diseño impulsado por los materiales. Es la madera la que nos ofrece soluciones a través de sus características únicas, y nuestro trabajo es encontrarlas y canalizarlas a través de la creatividad”.
Las ventajas de los escaparates digitales
La visión de Rafa ha encontrado un espacio de apoyo en el mundo digital: espacios de venta online centrados en la artesanía, como Etsy, y plataformas de financiación como Kickstarter han jugado un papel muy importante en Oitenta. “Gracias a Etsy he obtenido una visibilidad increíble; actualmente estoy haciendo envíos a Hong Kong, Canadá, Estados Unidos Es una gran herramienta, sobre todo cuando estás empezando y solo cuentas con tu producto como único discurso para enamorar al cliente. En cuanto a Kickstarter, actualmente lo uso para apoyar el proceso de incorporación de nuevos diseños al catálogo de Oitenta y para explorar mi interés en otros materiales fuera de la madera”.
Si quieres descubrir un sitio bonito en A Coruña, lleno de sorpresas, diseño y mucho encanto, pásate por la Plaza de Azcárraga para conocer a Rafa y compartir sus experiencias.