De todo esto hace ya poco más de un año. Fue una tarea muy sencilla pero hecha con mucho cariño, a escondidas para que fuera una sorpresa y creemos que así fue...
El trabajo consistía en cambiar el típico arroz que tanto mancha el traje de los novios por pétalos de rosas, pero en este caso pétalos de rosas deshidratas para que si llovía (estuvo toda la semana antes lloviendo) o si se pisaban (que sería lo más normal) tampoco manchasen. No sé puede apreciar en las fotos pero cada capuricho llevaba inscrito por la parte interna el nombre de los novios, la fecha y una pequeña poesía. En la parte de afuera, llevaba un ramillete de una cala en color crema (hecha de algo similar a la arcilla) a juego con el ramo de la novia. Todo muy conjuntado.