En realidad le mandé tres gorritos, pero solamente le saqué fotos a dos. Están todos hechos con lana en los mismos tonos: beis y marrón. Los dos que voy a enseñar con muy sencillos, tanto que no he usado ningún patrón (y no me trajeron de cabeza, como con la manta).
El primero, el gorrito con pompón. Porque me cuesta mucho imaginar un gorrito sin pompón. Está tejido con Nido, de Lanas Stop, una lana finita y suave pensada para bebés que hay en un montón de colores diferentes.
Está tejido a calceta y fue mi primera experiencia con cinco agujas. Compré unas agujas demasiado largas (23cm) y estaban constantemente pasándome por delante de la cara, pero conseguí terminar el gorrito sin clavarme ninguna en un ojo. Y el gorro salió como esperaba: ¡un éxito!
Para hacer el gorrito busqué tallas estándar de gorros de bebé. Elegí una medida para 6 meses, y monté en las agujas tantos puntos como correspondían con la talla. Con el color marrón hice cinco o seis vueltas en punto elástico (de 2x2) y cuando el elástico estuvo terminado, cambié a punto jersey y le di altura, a punto jersey, alternando dos vueltas de beis y dos de marrón. Al llegar a la altura que quería, cerré los puntos, le pasé una hebra haciendo zigzag, tiré para fruncirlo y así cerré la parte de arriba del gorrito. Y solo me quedó hacerle un pompón pequeñito para terminarlo.
Es un tipo de gorro perfectamente apto para principiantes. Tan principiantes que ya veis, nunca había hecho nada con cinco agujas. Y tras los líos de las primeras vueltas, va todo rodado.
El segundo gorrito está hecho a ganchillo y no tiene forma circular, si no rectangular, aunque también está tejido como un tubo. Lo hice con la Nuvole de Lanas Stop, una lana tan preciosa y suave como difícil de tejer: su textura te impide ver los puntos sobre los que tienes que tejer. Tiene un acabado espectacular y creo que es la cosa más suave (no solo lanas, en general) que he tocado en mi vida.
De nuevo, volví a hacer una cadeneta tan larga como la medida de gorrito para seis meses. Uní los dos extremos para hacer un tubo, y con punto alto, hice unas cuantas vueltas hasta llegar al alto deseado. No lo tejí en espiral, si no que cerraba cada vuelta y volvía a empezar la siguiente con un par de cadenetas, para que quedasen todas alineadas. Después de terminarlo, en vez de fruncirlo, cosí recto el final del tubo, haciendo un rectángulo.
Y luego solo quedaba hacer dos triangulitos pequeños con el color de contraste, para hacerle la forma de las orejitas, y coserlas cerca del borde de las esquinas. Parece fácil, pero con lo difícil de tejer que es esta lana... fueron un reto.
Pero el resultado es tan bonito, tan original, que vale la pena la dificultad de la lana. Es una calidad espectacular, y creo que tiene también unos cuantos colores. Como el gorrito lleva muy pocos metros, ya estoy pensando en qué puedo hacer con lo que me ha sobrado de los dos ovillos.
¡Hasta aquí la caja del bebé! Por lo menos la primera, porque ya tengo secando telas que usaré para las próximas cosas que haga, y ya tengo impresos otros patrones. Esto de hacer cosas para bebé es adictivo. ¡Y son tan bonitas!
Por cierto, ¿sabéis qué pasa en mayo? ¿No? ¿Expotaku? ¿Pánico? ¡SÍ!
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