Me la encontré en un armario y estaba en bastante mal estado, mide un poco menos de 50 centímetros de alto y solamente 4 centímetros de ancho. En algún momento de nuestra infancia mi padre la construyó con maderitas que tendría por ahí de sobra de otras cosas, él siempre ha sido muy apañado.
Algunas puntas se estaban saliendo y los trocitos de madera se estaban soltando así que lo primero fue reparar un poco el estado en general de la casita y conseguir que fuese consistente. Utilicé sobre todo pegamento para madera en las juntas para reforzarla.
Una vez hecho esto llegó el momento de pintar, utilicé Chalk Paint de La Pajarita esta vez, tuve que dar unas cuantas manos, no os rindáis nunca con esta pintura, a veces hay que dar muchas capas hasta obtener el resultado pero merece la pena y además seca muy rápido.
Mi casita ya estaba rosa y muy mona así que hice una prueba en la pared y le puse unas cuantas cositas a ver si aguantaba el peso.
Me encantaba pero la veía un poco sosa. Mi amiga Natalia (amante de las estanterías-casitas y ya con experiencia en alguna que otra) me sugirió que le pusiera fondo y me pareció interesante, primero seleccioné la combinación de papel scrap que más me gustó, uno diferente para cada hueco. Después fui recortando y pegando cada uno a la parte de atrás.
Me encanta el resultado tanto que me la he puesto encima de mi escritorio. En ella he puesto un poco de todo, abalorios en botellitas de cristal (uno de tantos regalos de mi amigo Jorge que me tiene muy mimada siempre), dos playmobil, sacapuntas y gomas de borrar de cuando era pequeña... ¡en fin! ¡Me encanta! Aunque mi cuarto todavía está "en construcción"...
Creo que hacerla desde cero no hubiera sido nada difícil, en mi caso, como casi siempre, fue una casualidad encontrarla. Espero que os animéis a construir la vuestra.
¡Hasta pronto!