El primer vestido que he acabado este año (mi idea era hacer cuatro que, por lo que parece, se van a quedar en tres) es para mi sobrina. Tiene diez años y prefiere los vestidos cortos, los largos se le hacen muy incómodos.
La tela no es de este año. Me sobró del último que me hice en 2012. Ese año me hice dos para mí y uno para Candela. De todas formas, me encanta el estampado que tiene y casi me da pena que ya no me quede tejido para nada más :-) pero bueno... Desde el principio tuve claro que quería algo sencillo y clásico en cuanto al cuerpo y un toque especial en los volantes en forma y color porque, naturalmente, tenía que añadirle algo de color. En cuanto a eso, ninguno complementa mejor al blanco-negro-gris del estampado que el alegre, festivo y vibrante rojo.
La idea era hacer un vestido clásico, sobrio y añadirle el guiño rojo en el organdí que levantaría el volante. A la vista es un solo volante pero lleva otros tres de organdí que lo levantan y le dan volumen. Me recuerda a los vestidos que luciera la niña Marisol (seguramente, si busco fotos, los vestidos no se parezcan en nada a éste pero al verlo es lo que me viene a la cabeza).
Al volante de organdí también se le pone en el volante un remate, a juego o en contraste; pero a mí me gusta rematarlo con un bordado que hace la máquina de coser y, además, me gusta que cada volante sea distinto así que ninguno de los cuatro volantes es igual a otro.
Y ahora voy a ponerme con el siguiente, que aun queda mucho trabajo por hacer. Espero enseñártelo pronto.
¿Qué te parece?