Así que señores, enfoquemos bien el asunto y no nos deslumbremos con toooooda la cantidad de arte que vamos a tener en casa. Dejemos que se ilumine nuestra mente con las propuestas que os traigo, y se haga la luz.
Empecemos por donde todo empieza: la cocina
Busquemos entre toda la cacharrería que tengamos porque hasta los cartones para almacenar huevos son susceptibles de convertirse en lámparas. Latas monas, coladores, barreños … etc pueden ser la base de una lámpara de mesa o colocados al revés, la pantalla de una lámpara de techo. ¡Ay, de esta no se si me quedarán cacharros para hacer el cocido!
¿Tienes madera?
Entonces tienes lámpara. Y no tiene por qué ser un tablón en buenas condiciones. Incluso las que te encuentres al borde del mar, bien limadas, quedarán ideales. Busca todo lo que tengas e imagina. Te recomiendo prestar atención a lo que antes fue un taburete, y ahora, dado la vuelta, es una lámpara de mesa – ha sido todo un éxito en mi pinterest.
¿Y un adolescente que ya no quiere a Winnie the Pooh?
No hay problema. Puedes aprovechar todo lo que llevas siglos pidiéndole que tire para reconvertirlo en algo útil (para ti … claro!). Monopatines, el globo terráqueo de la comunión, el dichoso muñeco de madera que se le antojó para la clase de pintura, y lo mejor… toda esa colección de geypermans, soldaditos, coches y demás fauna… por fin, ya no seguirán rodando por la casa. ¡Aleluya!
Con las coca-colas, las benditas botellas de cerveza y otras de grado superior
Algo más se puede hacer con ellas además de empinar el codo. Hasta con los bidones blancos feos se puede hacer algo. Aunque ¡cuidado! A ver si ahora vamos a elegir la bebida en el súper dependiendo del envase. Mejor si invitamos a amigos y que se la beban ellos. Nos quedaremos con la mejor parte.
Si has dado libertad a tus pajaritos …
¡Bien hecho! Con su jaula puedes hacer una lámpara bien molona. Rocíala con spray dorado y enjaula a la bombilla. Esta no se quejará. Y si tienes una casita de pájaro, puedes convertirla en una lámpara monísima para tu hija. Y si no la tienes, don’t panic, puedes hacerla con cartones de leche, una mano de pintura blanca et voilà.
Llega la limpieza de temporada…
Vamos a darte unas cuantas ideas de cómo sacarle partido a todo. Y todo es todo: desde cordones de zapatos, pasando por la cerámica de la abuela que no sabes ni dónde ponerla de lo horrorosa que es, los cientos de corchos que has acumulado de todas las botellas que has comprado, y posiblemente bebido, para hacer las lámparas dos epígrafes más arriba y por último, con todo lo que tu marido ha acumulado por si un día hacía falta un tornillo…
Venga, va, ¿nos cuentas si eres uno de esos privilegiados que ha convertido un objeto aburrido en obra de arte?
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