Yo no sé de dónde viene mi obsesión por las cestas, las cajas y demás cosas de guardar, igual fui gato en otra vida, quién sabe. Pero lo cierto es que está ahí y a estas alturas ya sólo me queda asumirla y tratar de no comprar unos cuantos miles más porque mi casa da para lo que da.
Pero dentro de mi obsesión por cajas, cestos y derivados, cualquier cosa que se parezca a un capazo y/o tenga algo de esparto, ya es lo más de lo más, así que últimamente estoy en modo obsesivo con este mini capazo de Real Fábrica Española que me parece que va camino de convertirse en mi nuevo mejor amigo. (por cierto que lo venden on line y en su tienda física, tiene un tamaño perfecto y está muy bien de precio y no, no me pagan por publicitarlo, pero llevaba tiempo buscando un capazo de este tamaño y no es fácil de encontrar)
Así que empezamos la temporada verano del blog con el regalo fin de curso que preparamos para una de las profesoras de mis hijas. Y no es que yo vaya regalando cosas a las profes sin ton ni son cual madre loca, pero esta persona en concreto hizo mucho más por mis hijas de lo que está incluido en su sueldo o en los programas del ministerio de educación, nos ayudó mucho (me incluyo) durante el curso y sin duda formará parte de esas personas que ayudan a formar la personalidad/educación de mi hija con su ejemplo. Y así sí, regalo chuches, flores y lo que haga falta porque somos muy de dar las gracias con algo más que las palabras.
Y así surgió la oportunidad de convertir el primer mini capazo en una cesta de chuches, con el mismo proceso de siempre que ya no os cuento porque lo sabéis de memoria y si sois nuevos y no lo sabéis lo podéis revisar aquí o aquí.
Por cierto que la etiqueta es de Ikea, el lazo está hecho con una camiseta de algodón salvaje que ya no servía (aquí todo se recicla) y las chuches las compro siempre en una tienda pequeña que está cerca de la parada de metro de Ciudad Lineal (calle Argos), una de esas tiendas de barrio con una mujer adorable detrás del mostrador que no dudó en salir corriendo detrás de mi durante dos manzanas dejando la tienda en manos de otro cliente un día en que me olvidé la cartera al pagar. Madrid tiene estas cosas maravillosas :-)
Si queréis más ideas sobre capazos podéis pinchar aquí y aquí.
Afortunadamente el veranos nos está dando una tregua del calor pegajoso apestoso de Madrid, el otro día a alguien le hizo mucha gracia lo del calor apestoso, pero es que es así se pega y expande como la peste :-), así que mientras la tregua dure, seguiré por aquí siempre que tenga algo que enseñaros. La verdad es que el blog este último año ha estado más parado que nunca, pero lo cierto que me gusta este nuevo ritmo tranquilo, sin estrés, sin presiones por publicar aquí o en Pinterest o Instagram, sin contar likes, que parece todo muy básico, pero a veces no es tan fácil salir de esa rueda y cuando lo haces todo cobra sentido, así que este verano disfrutad mucho, y si os apetece y tenéis tiempo, yo estaré feliz de que sigáis por aquí :-)