Pensando en el tiempo que se aproximaba y en lo útil que resultan de cara al verano, lo tuve claro desde el principio. Quería customizar un capazo. Clara la idea, sólo quedaba localizar el producto y ahí lo tenía también muy claro. Querían que fueran de Real Fábrica, porque buscaba un capazo auténtico, elaborado de forma artesanal y sabía que ahí no fallaba. Elegí uno de tamaño medio con asa, pero no pude resistirme al capazo pequeño pensando en la peque de la casa. Llega su primer verano, así que ya me veo en la playa presumiendo las dos de capazo...
Decidí pintar el capazo grande a franjas y para ello utilicé los siguientes materiales: brocha de acabado redondo, botes de pintura Chalk Paint pequeños de diferentes colores, cinta de pintor y, obviamente, el capazo.
Las pinturas las cogí en la tienda Ideas en Polvo que por cierto, para todos aquellos que vivís en Valladolid o lo tenéis cerquita, son punto de venta oficial de Chalk Paint. Y si no, lo podéis comprar online en Crea Decora Recicla.
Mi primera intención era dividir las franjas con la cinta carrocera pero, al ser una superficie tan irregular, me resultó más sencillo hacerlo a mano alzada, siguiendo el propio trenzado del mimbre.
Dividí las franjas siguiendo una línea imaginaria que te marca el propio capazo y, aunque a priori pueda resultar más complicado, os aseguro que fue facilísimo. Podéis apreciar en la imagen que el acabado no fue perfecto sino que tenía sus irregularidades. Pero buscaba precisamente el hecho de que fuera un acabado más artesanal, que se apreciara que estaba pintado a mano. Si aún así os resulta más complicado, siempre podéis utilizar la cinta de pintor para hacer las divisiones.
Los colores que elegí fueron en tonos pasteles, rosa antiguo, gris malva y verde mint. Me encanta la combinación y me parece que son tonos que combinan con todo.
Como ya os conté al principio, no pude sucumbir a los encantos de este pequeño capazo. En esta ocasión, y por hacer algo diferente, lo pinté de un color solo, rosa antiguo y utilicé una plantilla en forma de estrella que pinté en verde mint. La platilla la imprimí directamente de Internet y la corté con un cúter. Al pegarla en el cesto y una vez más, al ser una superficie tan irregular, se me caía parte de la pintura, así que opté por marcar los bordes con un lapicero y pintar el interior con un pincel fino. Probé con otras plantillas de plástico que tenía y me pasaba lo mismo. Me imagino que alguna habrá que se adapte bien a este tipo de material, pero de cara a la demostración no encontré nada. Seguiremos indagando.
Y este maravilloso capazo ya tiene su lugar en la habitación de Sofía. Inicialmente lo cogí pensando en la playa y piscina, pero una vez pintado me encantó como quedaba en su habitación. Así que en marcha ya tengo el que voy a personalizar para llevar a la playa. En este caso os adelanto que será un proyecto textil. Hasta aquí puedo contar... Una vez lo tenga lo publicaré todo en el blog. ¡Deseadme suerte!