Esto que traigo hoy es otra de las cosas que he hecho estas Navidades y que, además, ha tenido su historia (bueno, tampoco es para tanto...). Y por una vez, no os aburro con más camisetas ;-). Hoy toca una novedad.
Resulta que allá por Septiembre del año pasado, mi cuñada Rosa me hizo un encargo de unas zapatillas para mi sobrina Rosa, su hija. Cuando me lo dijo, me eché un poco a temblar, porque no es fácil conseguir acertar con ella y sus gustos. Y como básicamente me dijo que lo dejaba a mi elección, pues aún más complicado se ponía el tema... Creo que el reto más difícil hasta ahora ;-).
Como me dijo que quería que fuese un regalo para Navidad, me dije a mi misma: "Hay tiempo, hay tiempo para ir madurando el diseño...". Pues la realidad es que llegó el día 3 de Enero y las zapatillas estaban de un blanco impoluto. Mi marido detrás dándome la lata diciéndome que no llegábamos a tiempo, pero una ya está muy curtida en estos temas y el haber pasado 6 años estudiando Arquitectura, acostumbrada a entregas que siempre se dejaban para el último momento, le dan a una experiencia en el asunto ;-).
El caso es que finalmente me dio tiempo de hacerlas, se pudieron secar sin problemas, ser empaquetadas y entregadas el día 6 de Enero a su dueña. Y debo decir que fueron todo un éxito. Y no sabéis cuánto me alegro.
La anécdota fue que sus propios padres ya ni se acordaban de que me habían hecho el encargo y cuando las vieron se quedaron sorprendidísimos. Y el resto de la familia cuando las vieron pensaron que habían sido compradas así y cuando finalmente se enteraron que había sido yo la que las había decorado, no terminaban de creérselo.
Pues ya para no alargarme más, os dejo una selección de fotos de las zapatillas desde todos los ángulos, para que veáis cómo quedaron. Comentar que las zapatillas eran blancas completamente cuando las compré. Todo lo que no es blanco, ha sido mi aportación a la decoración:
¿Qué os han parecido? Para ser las primeras que hago, creo que podemos darle un aprobado, ¿no? La verdad es que quedaron mejor de lo que yo pensé que me iban a salir. Y además, me entró el gusanillo y un día de estos creo que me voy a comprar unas para decorarlas para mi, por aquello de no dejar que "en casa del herrero, cuchillo de palo".
Besos y hasta la próxima entrada.
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