Elegí para ello el fimo, material muy de moda y accesible, además de tremendamente versátil y fácil de usar. Vamos a ver en este tutorial el método que yo utilizo. No obstante, téngase en cuenta que yo no soy ni mucho menos profesional del fimo y que mis “técnicas” son mucho más Juan Palomo que otra cosa. Es decir, mi método de aprendizaje sería fácilmente reproducible por cualquier niño de cinco años que pudiera usar un horno y leer unas instrucciones. No se me echen, pues, las manos a la cabeza.
Y vamos al trajín. En primer lugar hay que proveerse de unos materiales básicos, si bien la mayoría de ellos no son imprescindibles para este trabajo y pueden sustituirse por otros mucho más de andar por casa. Excepto el propio fimo, casi todo el resto de los utensilios puede cambiarse por otros sin ningún problema.
En primer lugar, hace falta una superficie lisa y pulida, para trabajar el fimo y depositar las piezas antes de hornearlas. Yo uso el cristal de un marco de fotos de clip, que creo que me costó como dos euros. Si no tienes un cristal así a mano, perfectamente puedes usar un plato llano para ello.
El propio fimo sí que es insustituible, que yo sepa. Compré para este trabajo un estuche que venía ya con muchos colores. El fimo tiene como propiedad el poder mezclar unos con otros, como la plastilina, para formar nuevos colores. Sólo tienes que tener mucho cuidado con cerrar bien cada paquete después de usarlo, precintándolo con cinta adhesiva para evitar que se seque. Como podrás imaginar y dado el tamaño de los botones que vamos a fabricar, con un estuche como éste tienes para cientos y cientos de botoncitos. Por otro lado, si notas que al abrir un paquete se te ha resecado un poco, puedes intentar recuperarlo humedeciéndolo un poquito con agua a la vez que lo trabajas con los dedos.
Yo compré un extrusor (el de la foto), que es una especie de jeringa que suele usarse en los trabajos de glaseado, en esos pasteles decorados que están tan de moda. El mío viene con un montón de secciones diferentes para usar. Realmente sólo lo utilizo para fabricar una barrita de pequeño diámetro, así que sería fácilmente sustituible por un rodillo o, “a las malas”, como decimos por aquí, dando forma con las manos. En uno de los tipos de botones que vamos a hacer, de hecho, he hecho la barrita de esa forma, como verás.
Las cuchillas sí son recomendables, pero también puedes cambiarlas por algún cuchillo de precisión que tengas por casa. Total, en este trabajo tampoco buscamos una exactitud perfecta. El acabado ligeramente irregular, de hecho, creo que le da más encanto al trabajo. Siempre que no nos pasemos y en vez de botones saquemos churros, claro. Conviene que te aprivisiones también de un paquete de toallitas para bebé.
Y empezamos por fin a trabajar. Primero elegimos el color. En mi caso, tengo un ovillo de lana con el que seguro que haré algo, así que voy a prepararle ya los botoncitos. Me lo pongo cerca para ir comparando el resultado y elijo los tacos de los colores que intuyo que me van a hacer falta. En este caso, elijo el rojo y el negro, ya que es un rojo bastante oscuro.
Lógicamente, habrá más rojo que negro. Corta un pedazo del rojo con la cuchilla y uno bastante más pequeño negro. Empieza trabajando el rojo entre tus dedos, como cuando éramos peques con la plastilina, hasta que esté bien blandito y amasado. Añade después el negro, pero poco a poco, mezclándolo bien. El motivo es que si añades todo y te queda demasiado oscuro, luego tendrás que añadir más rojo y acabarás con una bola gigante y cientos de botones fabricados que no vamos a tener luego dónde utilizar, salvo que quieras venderlos o algo parecido (que también es una opción, claro).
Mezcla, como digo, hasta que la bolita resultante se parezca lo más posible al color que pretendes. Ten en cuenta que a veces puede resultar efectista que el color no sea exacto, sino que haga alguna clase de contraste. En cualquier caso, que el color que te resulte sea el que has decidido.
Cuando la tengas, ponla en el extrusor (o directamente sobre el plato o el cristal para darle forma) en el que habrás puesto la chapita de la sección correspondiente. Yo he puesto una con un circulito bastante pequeño.
Presiona poco a poco hasta que vaya saliendo todo el material con el diámetro que has decidido.
Con la cuchilla, corta pequeñas rebanadas procurando que sean iguales entre sí. Las mías tienen como 2mm de grosor, o quizá algo menos. Es fácil que notes que la barrita se te “chafa” al cortarla. No importa. Se trata de tener trocitos de tamaño orientativo e iguales entre sí, porque la forma definitiva creo que es mejor dársela con los dedos.
Toma una de ellas y dale forma poco a poco, como si quisieras moldear una lenteja. Cuida de que la forma en los bordes aparezca suavizada. Con un punzón afilado (o si no tienes, una aguja lanera) haz dos agujeros.
Comprueba que no quedan rebabas, que los agujeros son lo más redondos posible y, sobre todo, que la aguja de coser vaya a caber correctamente por ellos. Si los haces demasiado pequeños, ya sabes: no servirán para coserlos. Pero eso sí, podrían servirte para otro tipo de trabajos, por ejemplo, pegándolos con silicona caliente. Así que si te equivocas en alguno, tampoco lo tires, que aquí aprovechamos todo. Y si te das cuenta antes de hornearlos, simplemente hazlo una bolita y vuelve a empezar a moldearlos.
Por supuesto, puedes hacer también botones con otras formas. Por ejemplo, para las trencas yo los uso con forma alargada y más afilados en los extremo, es decir, con forma de huso. En este caso, tras crear el color que necesitaba, di forma a la barra sólo con las manos. Corté con la cuchilla unos cuantos trozos de unos 15mm, sobre todo que fueran iguales entre sí.
Moldeé con los dedos, dando la forma que quería a las puntas y aplastándolos un poco en el centro. Con el punzón, como antes y siguiendo las mismas precauciones, hice los agujeritos para coserlos.
Cuando los acabes, colócalos en una bandeja para horno, sobre un trozo de papel vegetal para que no se peguen y hornea siguiendo estrictamente las instrucciones del fabricante. Si te pasas de tiempo o temperatura, se te quemarán, y si no llegas, podrían no endurecer correctamente. Vigila muy bien esto. En el paquete de Fimo te pone el tiempo y la temperatura que tienes que usar, así que míralo ahí. No te doy datos porque puede que varíen de unas marcas a otras.
Y ya está! Saca la bandeja del horno con mucho cuidado y procurando no quemarte y sepáralos en bolsitas por colores, para tenerlos todos bien recogidos y utilizables. Es mejor que aproveches la hornada para hacer más, de otros colores o formas, que la luz está muy cara!!!
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